Ernesto Aguirre entrevista a Néstor Groppa: «La realidad es un pretexto».

«y decide llamarse Néstor Groppa y ser poeta allá en Jujuy, para siempre.» 

Ernesto Aguirre

Es en Laborde, provincia, de Córdoba. Leandro Álvarez, de unos ocho años, deja de patear una pelota de goma roja a rayas blancas y se queda mirando absorto como agoniza el día apurado por un viento leve, suficiente como para poner en movimiento los inmensos trigales.

En 1951 salimos de Retiro hacia Tucumán dos muchachos llenos de ilusiones. Dejábamos una situación política que nos complicaba todo al no pertenecer a la causa. En el bolsillo yo traía una carta de Raúl González Tuñón para Spilimbergo que en aquel momento residía en Tucumán. Los exiliados de Buenos Aires éramos Domingo Onofrio, pintor conocido hoy, y yo, estudiantes en la Escuela de Bellas Artes.

Perdón, Groppa, ¿Escuela de Bellas Artes dijo?

Sí. Lo que sucede es que yo llegué a Jujuy como artista plástico y no como poeta. Tenía cursados tres años de Bellas Artes. La poesía vino después, al poco tiempo de estar ya radicado aquí. Bueno, pero sigamos con la historia, llegamos a Tucumán acompañados por el excelente poeta que fue José Portogalo, muy poco leído hoy. Jamás me olvidaré el equipaje de Portogalo, llevaba en un bolsillo un par de medias, limpias, y en el otro un cepillo de dientes. En Tucumán conocimos a Carlos Alonso, Dávila, a Lorenzo Domínguez, entre un montón de gente muy talentosa. Era el momento cultural más brillante de Tucumán. Estuvimos más de quince días y como no conseguíamos trabajo decidimos seguir hasta Salta. Spilimbergo nos dio una carta para don Juan Carlos Dávalos. Nos quedamos en casa de Ramiro Dávalos y alternamos con Jaime, el barbudo Castilla, el Cuchi, «pajita» García Bes. Tampoco había trabajo. Surgió la idea de pasar a Bolivia, en ese momento se produce la revolución de Paz Stenssoro y nuestro viaje fracasa. Ya totalmente fuera del plan original, llegamos a Jujuy. Aquí conocimos primero a Guillo Padilla y a Cachorro Álvarez Soto.

Ellos nos consiguieron una pensión en Purmamarca donde nos quedamos tres meses. Pintamos, leímos y escribimos como, creo, nunca más lo pudimos hacer. Estando allí me ofrecen trabajar de maestro en Bariloche durante la temporada de verano. Hacia allí parto dejando aquí algunas sólidas amistades que luego serían muy importantes en mi vida, Pantoja fue una de ellas. Regresé en el 52 a trabajar en Tilcara y me quede hasta el 56, año en el que me radico en San Salvador de Jujuy con el ofrecimiento de organizar la biblioteca del Colegio Nacional.

Cuénteme sobre Tarja y cómo surgió.

Estando en Tilcara, en aquellos años, de maestro, junto a Calvetti y Pantoja surgió la idea de hacer una revista literaria. Por aquella época Mario De Lellis me había comentado en una de sus cartas, sobre un excelente poeta residente en San Salvador, su nombre era Andrés Fidalgo. Lo encontramos en su estudio de abogado en calle San Martín, estudio que compartía con Brizuela y Esteban Rey. Calvetti conocía a Busignani y bueno, la revista ya estaba en marcha. 

El nombre surgió entre empanadas y vino en una de las mesas del «Buen Gusto» el viejo restaurante que poseía Chagra, el padre de Hugo, en la esquina de las calles Alvear y Senador Pérez.

Así me fui quedando en Jujuy. Aquí encontré una serie de cosas factibles para lo que yo andaba buscando, expresarme. Había encontrado el tiempo suficiente, que en Buenos Aires es tan escaso.

¿ Cuál fue su primer libro?

 Taller de Muestras. Fue editado por la editorial Botella al Mar. Recuerdo que estando en Tilcara recibo por correo, un paquete con ejemplares de mi libro recién impreso, imaginate la emoción; terminamos con Pantoja tomándonos unos vinos entre los dos porque en aquel momento no había nadie más con quien festejar. No, miento, estaba también Eduardo Storni, gran ami­go.

En aquel momento la actividad literaria, aquí en Jujuy, era más ocasional que vocacional; yo creo que la literatura vocacional aquí, se inicia con Galán y Ovejero, lo digo en Abierto por Balance.

«Abierto por Balance» es su último libro; a diferencia de los anteriores, en este su cariño por Jujuy se manifiesta como un largo recuerdo donde se evocan acentos, lugares y personajes muchas veces ignorados de nuestro Jujuy. Hablemos de este libro, y como nace.

El libro nació porque desde Catamarca me pidieron una ponencia sobre literatura jujeña para el Congreso de Literatura del NOA. Debía limitarme a  cuarenta carillas y como  anteriormente, en una Feria del Libro me había ocupado del mismo tema, me di cuenta que ese material podía servir para un libro. Además de esta pequeña historia de la literatura jujeña incluí todo lo que fui encontrando entre mis papeles viejos, carpetas, libretitas de anotaciones, que son muchas, sobre el movimiento cultural de Jujuy.

Almacén Inglés de Ramos Generales y Cereales, en la localidad cordobesa de Laborde. Fotografía tomada en el año 1924 que ilustra la tapa de «ABIERTO POR BALANCE».

No te olvides que yo tengo la colección completa de la sección cultural del diario Pregón; es un libro de 1400 páginas. Allí están todos los nombres que en Jujuy publicaron sus trabajos, algunos aparecieron solo una vez por ese berretín de verse publicado y nunca más; y están los otros, los que comenzaron publicando hace tiempo y lo siguen haciendo. Imaginate, son treinta años de movimiento cultural que tengo guardados aquí, en mi casa. Te cuento que tengo las páginas culturales que se imprimían también con las crónicas de básquet femenino que escribía Pablito Arias. Calvetti prometió hacer gestiones para que la Comisión de Cultura se hiciera cargo de todo este material, pero no pasó nada. Siguiendo con el libro, tuve que desechar muchas cosas, como por ejemplo comentarios bibliográficos, notas necrológicas como las de Fernández Mar, Lozano Muñoz o Pantoja, porque si no se me hacía un libro de más de cuatrocientas páginas, muy difícil de editar. Me quedé con ganas de poner tantas cosas y Castilla, el Barbudo, decía que nadie había escrito tanto sobre un mismo tema, sin ser reiterativo como yo sobre Jujuy; creo que tenía razón. Resulta que la realidad es un pretexto para sacar todo lo que uno lleve adentro; si hubiera vivido en Tucumán, en Salta hubiera hecho la misma abundancia de cosas. Yo soy muy sensible. Mi sensibilidad es mi debilidad y es mi fortaleza al mismo tiempo; es mi debilidad para enfrentarme a la vida, no me sirve para decirle al carnicero que no le puedo pagar este mes; no, tengo que sacar plata de donde sea porque si no, no paso por su vereda nunca más; y es mi fortaleza porque con esta sensibilidad escribo una obra poética que me ilumina. Muchas veces al día ando con los ojos llenos de lágrimas. Ya para terminar, ¿sabés cuál es la particularidad de algunos jujeños? Son tan reservados que pecan por descorteses. Yo le entregué todo a Jujuy, mi vida, mis libros y muy pocas veces —aunque noto un afecto general— he recibido una palabra, una palmada que me diga que mi libro les gustó o no. En esto sí me doy cuenta que vengo de un mundo distinto.

 Ya casi es noche cuando al niño, allá, en Laborde, provincia de Córdoba, se le llenan los ojos de lágrimas y con un dedo tembloroso escribe sobre la tierra de la calle:

(de «Todo lo demás es cielo» de n.g.) y decide llamarse Néstor Groppa y ser poeta allá en Jujuy, para siempre.

Referencias

3 pensamientos en “Ernesto Aguirre entrevista a Néstor Groppa: «La realidad es un pretexto».

  1. Hola,
    He llegado a esta entrada sobre Néstor Groppa (cuya obra desconocía) por casualidad… buscando la foto del almacén inglés de Laborde cuya foto ilustra la portada de su libro “Abierto por balance”.
    Tengo un original de esta foto en casa (Sevilla, España) y no sabía de dónde era. Mi abuelo estuvo en General Pico en los años 20 y otros tíos abuelos en Laborde y en Chivilcoy, y me gustaría identificar la fecha exacta y a las personas de dicha foto. ¿El libro aporta alguna información sobre la foto? ¿Por qué la escogió el autor? Cualquier tipo de información será bienvenida.
    Muchas gracias,
    Fernando Hidalgo,
    Sevilla, España.

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    • Estimado Fernando. Ante todo muy agradecida por tu mensaje y tu interés por el Blog que te llevó a esa particular imagen. Soy una admiradora de la obra de don Néstor Groppa, así que no podré responderte todas esas dudas que corresponden a la creación del libro-objeto, pero ofrezco ponerte en contacto con el hijo del escritor que quizás pueda poner alguna luz al asunto, vía e-mail…. Saludos y gracias nuevamente.

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    • Hola Fernando. Esa foto es del negocio de mi bisabuelo. En la foto aparece él, a la izquierda. Su nombre es Vidal Quiñones. Tengo también otra de esas fotos, acá en Argentina. Tienes otro medio de comunicación? Me gustaría hablarte.

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