1º de Agosto, celebración de la Pachamama en Jujuy

PACHAMAMA, AMA RIPUICHU ÑOQAIKUAN KAKUY

Pachamama, no te vayas. Quédate con nosotros.

Invocación andina

En el año 1992, investigadoras de la Universidad Nacional del Noreste (UNNE) convocaron en Jujuy, a un seminario dedicado al estudio de la Pachamama y sus rituales, en particular la celebración del día primero de agosto. Los testimonios, análisis y conclusiones de ese trabajo pasaron a conformar una publicación de la UNJu en 1993, «en un primer acercamiento a la religiosidad telúrica del NOA«, según palabras de las mismas investigadoras.

En base a esa publicación (1) y sus referencias bibliográficas (2), fue elaborada esta entrada.

Ilustración de tapa: Medardo Pantoja (1948, dibujo a lápiz)

Conocer los mitos es importante en la vida de cada ser humano. Vivir los mitos constituye una experiencia religiosa. Esa religiosidad proviene de la reactualización de los acontecimientos fabulosos, a través de la reiteración de los actos y conductas narradas en los mitos. De este modo, olvidando los mitos pero practicando de forma periódica los ritos, se consigue permanecer a salvo de calamidades o infortunios. La práctica de las acciones simbólicas remite al mito. Primitivamente, ante fuerzas no alcanzaba a descifrar y que ponían en riesgo sus subsistencia, el hombre se sentía responsable de esa realidad. La relación de los mitos y los ritos tenía entonces por misión sostener, ser una parte creadora de esa realidad. «El mito no es un simple relato, ni el rito un simple hábito; mito y rito son dos versiones -oral una, plástica la otra- de la participación del hombre en la creación del mundo. Cuando el mundo atraviesa momentos críticos, se salva por la acción del hombre cumplida en el rito y traducida en el mito«

Según Eric Boman, hacia 1908, en el Perú, «Pacha» significaba, en quichua, «la tierra», «el mundo» y también «día» o «tiempo» mientras que ‘mama‘ significaba «madre». En la puna argentina, según había podido recopilar, tenía además otro sentido: «deidad» o «ser sobrenatural». De esta manera, Pachamama significaría «la Santa Tierra, la madre de todos y de todo».

Pachamama es siempre un ser femenino, una deidad de quien han nacido humanos, animales y plantas. Ella lo protege todo, especialmente al ser humano. La Pachamama es una divinidad telúrica pero también en íntima relación con lo agrario. Es considerada la fuente de todas las formas vivas, procreando incansablemnte pero que a la vez recibe a los muertos para su descanso y regeneración, para volver a dar otro ciclo. Es por ello que la Pacha reside en cada una de las pequeñas y grandes acciones de la vida humana. De esta manera, el hombre y la mujer honran a la Pachamama con ofrendas y oraciones en todos los momentos decisivos de la vida andina como, por ejemplo, la siembra, la caza, el hilado de la lana, la apertura de los canales de riego, los viajes. También para evitar que el ganado se disperse o se pierda mientras pasta en los cerros o para que el espíritu de una persona que fue «asustada«, vuelva al cuerpo. Asimismo se la invoca y se le agradece antes de preparar bebidas alcohólicas, sacrificar animales para la alimentación y antes de coquear. En definitiva, el «año andino» se organiza tomando como base su acción benéfica y protectora.

Pachamama constituye un modelo religioso de raigambre muy profunda y antigua, pues se considera que fue originado durante el proceso de sedentarización de los pueblos andinos, unos 6000 años antes de Cristo. Logró no sólo trascender la religión del incario sino, coexistir y convivir con el cristianismo impuesto por los colonizadores españoles, para llegar hasta nuestros días con toda vigencia.

Entre los testimonios recopilados acerca del ritual del 1º de agosto en Jujuy, se destacaron algunos rasgos comunes o repetidos. Así, en la zonas de baja densidad poblacional como la Puna, para realizar el ritual se elige la casa de una de las familias pobladoras y, año a año, se va rotando. Por su parte, las ancianas refirieron a los cuidados que el 31 de julio deben tenerse en torno al uso del agua y el fuego. El 1º de agosto, según la creencia ancestral, «hay pelea de los elementos agua, tierra, aire y fuego» así que ese día no debe encenderse el horno ni recolectarse agua. Durante esa jornada de rituales debe evitarse, además, realizar actos violentos donde alguien pueda salir herido, lo cual es considerado un mal presagio. Eventualmente, la vida «normal» retorna a la tierra el segundo día de agosto.

Para sahumar durante la ceremonia se utiliza un grupo de hierbas tradicionales tales como la koa, el romero, la manzanilla, el incienso. El sahumerio puede ser sencillo o decorado, por lo general de cerámica con orificios laterales, que en la actualidad puede conseguirse en los mercados jujeños. Por otro lado, nunca deben faltar las hojas de coca seleccionadas, los cigarrillos y la yicta (*).

Una celebración contemporánea de la Pachamama en Jujuy

María Elisa Sánchez de Cabana registró el testimonio de Andrea Arroyo, acerca de la celebración que tuvo lugar en casa de su abuelo, el 1º de agosto de 1992 en Tilcara, provincia de Jujuy.

«El 31 de julio de 1992 nueve integrantes de la familia de don Teófilo Flores se reunieron en el hogar de éste, en Tilcara. Durante todo el día prepararon la comida de la Pachamama con alimentos seleccionados de distintas épocas del año, guardados para ese evento. También escogieron los mejores frutos de la huerta familiar.

La ceremonia comienza el 1° de agosto muy temprano, cuando don Teófilo Flores enciende el sahumerio y recorre con él toda la vivienda «para espantar todos los males». El sahumerio está compuesto por hierbas medicinales, azúcar, alumbre y yista. Todos estos elementos se colocan en una vasija destinada únicamente a este efecto. Antes de almorzar, a las 11:30, el abuelo, don Teófilo, abre en la huerta familiar el pozo en el mismo lugar de años anteriores. A continuación introduce en él una vasija con el sahumerio sobre brasas. Tapa la boca con un poncho ‘para que el olor penetre la tierra abierta’.

Los nueve integrantes de la familia se colocan alrededor de la abertura por orden de edad, de mayor a menor. Don Teófilo es quien los ubica. Luego comienza a colocar las comidas, esparciéndolas en forma de cruz con ‘un elemento natural’, una caña de güiro, tallo de maíz, a manera de cuchara; de igual manera procede con las bebidas. Coloca después hojas de coca seleccionadas, enciende un cigarrillo y lo para en la tierra frente a él, para que se consuma lentamente. Al mismo tiempo pide mentalmente favores a la Pachamama y musita: ‘Pachamama, kusilla, kusilla’ (**). Los demás familiares ordenadamente, entregan un puñado de las distintas comidas con la mano o con el instrumento usado por el abuelo, nunca con un utensilio de hierro u otro metal, porque en lo posible se debe emplear en la ceremonia elementos y utensilios naturales elaborados por la Madre Tierra. Finalmente se ofrece el postre, las frutas.

Ahora cada uno debe observar su cigarrillo consumido para conocer los mensajes de la Pachamama; el abuelo realiza la lectura interpretativa. Saca las colillas y las arroja al pozo. Siempre en forma ordenada, se toma un puñado de tierra del montículo dejado al abrir el hoyo se lo coloca en forma de cruz.

Posteriormente se procede a limpiar los utensilios que portaban la comida de la ceremonia con el resto de tierra que queda, cuidando que la tierra caiga sobre el hoyo. Cuando se ha cubierto totalmente la abertura, se marca el lugar con una piedra, para señalar el sitio de la ceremonia hasta el próximo año.

Finalmente se almuerza y todos siguen con sus tareas cotidianas evitando los actos violentos para no lastimarse, ni herir a nadie. «Se debe estar en paz consigo mismo y con sus semejantes», es la consigna del día. Si por cualquier circunstancia alguien se lastimara, ello se consideraría un mal presagio de un año nefasto, hasta el próximo 1° de agosto. La joven informante de 17 años, estudiante de 5to año del nivel medio, considera a esta ceremonia como «una misa para la Madre Tierra, por eso es sagrada». Así la define participando de la unción con que el abuelo la realiza.«

Sobre el culto a la Pachamama se ha conseguido testimoniar variedad de ceremoniales y contextos, pero no se ha logrado encontrar una conexión que no sea la mítica: «el suceso original esconde su rostro velado en la memoria ancestral, estructura inconsciente que persiste actualizándose en su faz ritual. En ella persevera la función de estimular la fecundidad de una madre tan generosa como implacable, por ello amada y a la vez temida.«

(*)  Yicta o llicta: pasta blanda de color oscuro formada por cenizas vegetales y papa para acompañar a las hojas de coca del acullico.

(**) Kusilla, kusilla: alegría, alegría.

Fuentes

  1. Casasco de Benítez, G.; Mirande de Noceti, M. E.; Salinas Uzqueda, H. M.; Sánchez de Cabana, M. E.; Terrón de Bellomo, H.; Acuña, M. L. (coordinadora). Ritual de la PACHAMAMA, el 1° de Agosto. Dos interpretaciones y un texto literario. 1993. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy. San Salvador de Jujuy.
  2. Boman, E. Antigüedades de la Región Andina de la República Argentina y del desierto de Atacama (1908). Reedición en castellano. Universidad Nacional de Jujuy. San Salvador de Jujuy. Tomo I. 1991. Tomo II. 1992.

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