Llegando está el Carnaval…

El artículo «Folklore en JUJUY» fue originalmente publicado en HORIZONTE- Primera Época, revista a cargo de la sub-comisión de Prensa de la Escuela Normal Mixta «Juan Ignacio Gorriti» de San Salvador de Jujuy (1969).

Sus jóvenes autores, Roque Salas y Oscar Aramayo, eran alumnos del 5º año de aquella institución.

Esta minuciosa investigación publicada en el año 1969, merece ser difundida y con motivo de las fechas carnavaleras, que este año caen en el mes de febrero, se reproduce aquí un fragmento del mismo.

***

Jujuy es tierra madura de tradición y opulenta de folklore. Tiene el privilegio emotivo y hondo de ofrecer la recia estabilidad de su tradición añeja con valores auténticos. Jujuy posee la tradición más antigua y el más rico folklore. Un solo vistazo sobre sus costumbres, la lejana voz que desde el fondo mismo de los tiempos nos llega en música, la diversidad de limpias danzas tradicionales, un arte propio, el intacto vivir milenario de nuestros aborígenes puneños. […]

Integrantes de una comparsa en Humahuaca (Foto: prof. Jorge A. Mendoza, c.a. años ’60 aprox. Digitalización: veromendo).

Carnaval de Humahuaca

Analizando el carnaval desde un punto de vista humano se pueden observar dos diferencias: una es el carnaval espectáculo que provoca grandes desplazamientos de personas atraídas por lo fastuoso, lo pintoresco, lo novedoso. Otra es el carnaval como diversión, en ella se aprecia cómo, a pesar de los diferentes matices que adopta en las distintas regiones, los elementos carnavalescos siguen sin variación.

El que asiste a una fiesta de carnaval puede hacerlo simplemente como observador o tomar parte activa de la euforia carnavalesca.

El carnaval de Humahuaca es único en la Argentina y aún en la Quebrada que lleva ese nombre. No en vano ha trascendido atrayendo cada año centenares de visitantes ansiosos de contemplar y participar en él. Es que varios factores han contribuido a darle renombre; allí se encuentran puras y pintorescas las costumbres carnavalescas propias de la zona. También por ser lugar obligado del paso a Bolivia y al Perú, ha incorporado música e instrumentos de regiones de esos países. Esto dio al folklore jujeño una característica diferente y misteriosa que habla de diablos, vicuñas, cacharpayas; además el carnaval de Humahuaca, no ha decaído como en otras regiones; por el contrario, se ha enriquecido con nuevas formas.

Preparación de la Fiesta

Las diferentes comparsas efectúan sus reuniones entre sus asociados, generalmente, en la casa de un miembro de la comisión directiva, a fin de tratar los asuntos para el éxito del carnaval que se avecina. Las comparsas que realizan fortines abren el registro de los mismos.

Fiestas Precarnavalescas

El ensayo del carnaval: es tradicional que antes que comenzaran los carnavales, las comparsas humahuaqueñas se reúnan en locales para planear coreografía, ensayar coros, aprender nuevos cantos, probarse nuevos disfraces y luego salir bailando a las calles como un preludio de alegría. El ensayo se realiza en conjunto, las diferentes agrupaciones carnavalescas se reúnen al pie del Monumento a la Independencia por la tarde y poco antes del anochecer descienden por ambos costados para reunirse en la explanada; cada una efectúa por turno, su pieza característica, mientras dan vuelta al pueblo, para luego encaminarse al salón donde tiene lugar la cacharpaya o despedida.

Imagen tomada del sitio jujuyalmomento.com (11-02-2024)

 Desentierro del Carnaval

Ha llegado por fin el sábado de carnaval y todo está listo para dar comienzo a lo que se ha esperado durante un año, la comparsa desbordando adornos y color, los músicos afinando los instrumentos, la gente, con un inmenso deseo de divertirse. Todos se encaminan al punto de reunión fijado de antemano, para luego dirigirse al cerro en donde se encuentra el mojón en el que se enterró el carnaval el año anterior. Se ha hecho la noche y es necesario alumbrar el camino con linternas, para evitar los espinos de airampo y churqui.

Todo está en silencio, los que se van a disfrazar, con sus ropas bajo el brazo, los músicos con sus instrumentos, y la comparsa que transporta los cántaros de chicha, botellas y bebidas, bombas de estruendo, pico y pala.

Llegados al lugar, fácilmente reconocible por las piedras acumuladas (mojón), los que se transformarán en diablos se separan del grupo y se alejan llevando un acordeón y un bombo hacia un lugar que sólo ellos conocen y al que nadie más puede ir. Poco a poco desaparecen en la distancia con sus linternas.

Algunos curiosos vuelven desalentados; mientras tanto los que se han quedado, se agrupan alrededor del mojón, iluminado por un farol. Socios de la comparsa, apartan piedras y cavan cuidadosamente hasta dejar al descubierto la olla de barro enterrada el año anterior y se apretujan para verla; entonces se comienza a dar de comer a la tierra madre (Pachamama), echando en el pozo un poco de las cosas que se utilizarán y de las bebidas que se consumirán. Todos los concurrentes, socios o no, hacen caer alrededor de la olla, cigarrillos, coca, serpentina, papel picado, talco, chicha, etc.

Allá lejos en la elevación, se ve arder un fuego: es un churqui encendido, a cuya luz los futuros diablos se cambian, despojándose de sus ropas diarias y colocándose los disfraces. Una vez completada la transformación, uno de ellos dispara una bomba, emprendiendo acto seguido la diablada en el regreso el mojón. Al oír señal los que se en­cuentran en el lugar brindan con chicha por el buen éxito del carnaval, se cubre la olla con una laja y se vuelven a amontonar las piedras sobre ella. Cerca, se oye el canto de los diablos acompañados de acordeón y bombo; llegan por fin, saltando en medio de las espinas, entre gritos y repiqueteos de cascabeles, toman parejas y la hilera zigzagueante del carnavalito comienza a bajar buscando las calles del pueblo y siguiendo a la comparsa que canta.

El dios MOMO, Pucllay o Diablito, se enseñorea en Humahuaca; desde este instante y hasta el «Domingo de Tentación«, los días serán de una euforia ininterrumpida, de risas y cascabeles, charangos, bombos, cajas, acordeones y erkes.

Entierro del Carnaval

Se podría creer que luego de ocho días de canto, baile y juegos, los humahuaqueños quedan extenuados; pero en realidad, el entusiasmo sigue sin decaer hasta el domingo llamado de «Tentación«. Ese día, desde temprano, los diablos salen a hacer su recorrido de puerta en puerta por el pueblo, negocios, bares, mercado, casas de familia. Todos son invitados y los pedigüeños recolectan así, frutas, verduras, quesos, empanadas, trozos de carne, etc. que ensartan en un trozo de alambre que cuelgan del cuello. Esta costumbre viene de años no muy lejanos, en que los comestibles recogidos por los disfrazados, se utilizaban en la preparación del almuerzo. Los diablos llevan las tiras al local de las comparsas donde se las cuelgan de las paredes durante la tarde, para permitir a sus poseedores bailar cómodamente.

Al finalizar el almuerzo, las personas que se encargaron de confeccionar el diablito lo entregan al diablo más antiguo. El muñeco está hecho con telas de colores vivos, cascabeles, una caretita e imitando la indumentaria real de los diablos. En su relleno de lana, la costurera colocó una bomba de estruendo. Su tamaño es variable, generalmente mide 30 o 40 cm de la cabeza a los pies.

Terminada la comida, los miembros de la comparsa ganan la calle para dirigirse a las invitaciones de los últimos días. Las horas van pasando y todos procuran bailar sin cesar, cantando y bailando con renovados bríos, de uno a otro extremo del pueblo acompañando al carnaval que se va.

El disfrazado que lleva el diablito lo revolea por los aires y lo muestra a todos, acunándolo en sus brazos. En cada esquina los diablos hacen una rueda en torno a él lamentándose por el fin, que ya se aproxima. En el momento que se pierde el sol los diablos no pueden bailar ya con sus parejas, tienen que acompañar al diablito adelante de la comparsa. En la vuelta de despedida, los gauchos, «a talerazo limpio», los obligan a llorar a gritos en cada esquina.

Cuando el grueso de la comparsa llega al sitio del entierro son sólo siluetas, que se alejan entre los espinos en procura del secreto lugar de la transformación. Llegado a él, prenden fuego a un churqui y al calor de su llama bailan por última vez una pieza triste, la Zamba de los diablos, y otra alegre, el Carnavalito del Entierro, acompañado por un bandoneón. Configuran una escena fantástica: figuras demoníacas danzando en torno a la hoguera, agitando el pequeño diablito que pasa de mano en mano, todo ello sin más testigos que la noche y las estrellas.

El churqui se va consumiendo; aprovechando su luz los diablos se quitan los disfraces emprendiendo la vuelta. Pero falta algo. Antes de retirarse, la música calla y casi todos de pie, contemplan como uno de ellos coloca reverentemente en el fuego a punto de extinguirse, al diablito. Cumplido este último rito, el grupo se va cantando su tristeza. Apenas se han alejado unos metros, la bomba de estruendo que el muñeco guardaba en su interior explota ruidosamente. En el mojón, mientras tanto, una numerosa concurrencia se ha congregado alrededor del pozo cavado mi­nutos antes, la música deja de tocar y en él se coloca una olla de barro. En ella se depositan las sartas que recolectaron por la mañana los diablos. La gente se sacude el talco y el papel picado adherido a las ropas y cabellos, pues es creencia que no debe quedar ningún rastro de carnaval en la persona.

La olla es cubierta con una laja y luego tapada con tierra. Un viento frío sopla sobre Humahuaca como anticipo del largo invierno. Ha concluido el carnaval.

Fragmento de «Folklore en Jujuy» por Roque Salas (5º año ‘B’) y Oscar Aramayo (5º año ‘C’). Revista HORIZONTE – Primera Época.  Sub-comisión de Prensa de la Escuela Normal Mixta «Juan Ignacio Gorriti», San Salvador de Jujuy, 1969.

Por favor, en caso de tomar información de esta página, tenga a bien citar nombre de los autores y fuente original. Esta información se publica para hacer una sincera difusión del patrimonio cultural, y NO para rellenar un espacio. Muchas gracias. V.M.

img978Achucaleznawordpress
Tapa de la Revista HORIZONTE -Primera Época. Se reproduce un grabado del Hugo Machado (*).
img979
Índice y staff de la Revista HORIZONTE -Primera Época.

***

***

Referencias e imágenes

Más sobre el Carnaval en el NOA:

Fiesta de la Flor en Maimará, edición 2024.

Como cada verano desde hace quince años, la Fiesta de la Flor en Maimará se suma a los atractivos festivales quebradeños que tanto locales como turistas pueden disfrutar. Al acercarse, se toma contacto con la floricultura, una de las producciones más características de la Quebrada de Humahuaca. En particular, Maimará cuenta con una larga historia en la producción de flores de corte y, desde hace algún tiempo, la conformación de una cooperativa impulsó a varios de sus productores a unir fuerzas y probar el cultivo de especies novedosas en invernadero.

Históricamente, los productores solían organizar una exposición hacia el 2 de febrero, cuando se celebra a la Virgen de la Candelaria, patrona de Maimará. Más adelante, esa celebración devino en la «Fiesta de la Flor«. Allí se exponen y venden las especies producidas en territorio maimareño, que van desde los emblemáticos claveles, pasando por estatíes o estatices, siemprevivas, margaritas, aster, caspias, gladiolos, dalias, hasta llegar a los mimados lisianthus, producidos principalmente en los invernaderos de la Cooperativa «Flor de la Quebrada». Toda una tradición de la localidad, que se abre al mundo en este festival.

Las vueltas de la vida me posibilitaron conocer a Patricia Cruz, presidenta de la Cooperativa «Flor de la Quebrada», con un pasado infantil de Niña Pintora en Chucalezna, más precisamente, como alumna del profesor Takashi Takahashi. En una encantadora charla, Patricia me relató sus andanzas como coplerita nada menos que en Teatro Colón de Buenos Aires junto a otros niños del mencionado Taller, en el año 1979. Pero eso, será motivo en otra entrada de este Blog…

En su edición 2024, la Fiesta de la Flor se realizará el sábado 20 de enero, en el predio de la Cooperativa «Flor de la Quebrada« (calle costanera Jorge Calvetti, cerca del puente a La Banda). Habrá exposición y venta de flores, matizada con música y comidas regionales en ese entorno paisajístico deslumbrante que es la «Paleta del Pintor«, cerro emblema del lugar.

Hay que destacar que las variedades de flores más resistentes llegan, a través de intermediarios comerciales, hasta Córdoba, Tucumán, Santiago del Estero, La Rioja, Santa Fe, Mendoza. En particular, los estatices llegan hasta Buenos Aires. También abastecen a la provincia de Jujuy con las variedades más etéreas.

Así que al comprar una flor, aún lejos de Jujuy, es posible que traiga enredados en su perfume, los aires maimareños.

(c) veromendo

Más sobre Maimará y la fiestas en el verano quebradeño:

Maimará desde la RN Nº 9 (veromendo, 2015).

Chucalezna en la mirada de Walter Jagoe

"No sé a dónde voy, y cuando 
llegue será para irme.
Porque cuando vuelva, no sé
a dónde, sabré que nunca
he salido y nunca he regresado."
W. J.

Chucalezna, 06-12-2022.

Una pintura diáfana viene de Jujuy

.

CLARÍN (19-06-1962)

Una exposición simpática y digna de la mayor atención, como que en ella intervienen niños, se está realizando en el 3er. piso de Florida 877, Capital Federal. Son pinturas que vienen directamente de la Quebrada de Humahuaca y reflejan por lo tanto su luz, su paisaje, su color y su hondura, todo dentro de una diafanidad y una pureza pocas veces vista. La muestra es presentada por el Grupo Austral, que tiene su asiento en Chucalezna, en plena quebrada norteña, y está integrado por cuatro jóvenes profesores egresados de la Escuela Nacional de Bellas Artes: el escultor Jorge A. Mendoza y los pintores Claudio Samos, Julio A. Racioppi y Aníbal A. Rodríguez.

Niña Pintora en el Taller de Chucalezna (1962)
Catálogo muestra Harrod’s 1962.

Estos cuatro artistas habilitaron en Chucalezna una escuelita de enseñanza elemental de características propias, como que se trata de una escuela primaria para artes visuales. Ahora, tras varios años de ardua brega, plenos de dificultades, pero también de satisfacciones, los jóvenes maestros presentan al público porteño un centenar de trabajos de que son autores los «changos» de la escuelita quebradeña, cuyas edades oscilan entre los 10 y los 16 años…

¿Qué decir ante una exposición de esta naturaleza? El conjunto expuesto suscita algo más que mera simpatía ante un esfuerzo infantil: provoca, es la verdad, gratísima sorpresa.

¿Pintan así los niños? Sí, pintan así cuando se los sabe guiar y se les enseña sin adocenarlos, sin matar sus impulsos y sin velar su mirada con prevenciones y con anteojeras falsamente didácticas. Mirarnos estas pinturas y es como si estuviésemos viendo pinturas de un Van Gogh que careciera de la técnica de Van Gogh. Lo afirmamos responsablemente. Más aún: decimos que hasta hoy no se había dado en Buenos Aires una exposición de esta naturaleza. Las obras de los pequeños artistas configuran —vale la pena repetirse— una de las pinturas más puras, más diáfanas, más elementales, más prístinas que hayamos visto nunca.

Esto tiene su explicación, que es muy sencilla: se trata de una pintura sin contaminaciones. Una pintura americanista por excelencia; con todas las excelencias de un arte y de una temática prácticamente vírgenes, inexplorados. Y que se dan intuitivamente en los trazos mágicos de estos changos de 10, 12, 15 años… Invitamos a los pintores, especialmente, a darse un baño de esta pintura transparente y sin retorcidas búsquedas. De esta pintura «natural», con esa naturaleza no contaminada que posee y que ofrece a quienes sepan verlo con ojos de artistas-niños, el paisaje continental de nuestra América.

English version

This nice art exhibition is worth of great attention since children are the artists. It takes place on the 3rd. floor at 877 Florida street (Buenos Aires). The paintings come directly from the Quebrada de Humahuaca and capture its landscape light, colors and depth with a rarely seen clarity and purity. Their basis were set at Chucalezna, a spot in the middle of the mentioned northern ravine.

The exhibition is sponsored by four young teachers —the sculptor Jorge A. Mendoza and the painters Claudio Samos, Julio A. Racioppi and Aníbal A. Rodríguez— who graduated from the National School of Fine Arts (Escuela Nacional de Bellas Artes) and grouped together under the name of Grupo Austral. These four artists started some kind of “visual arts’ school” at the small elementary school in Chucalezna, with its very own characteristics. These days, after several years of struggle and difficulties, the young teachers present in Buenos Aires, a hundred of pieces of artwork performed by «changos» —this is how children are locally called—, from that little school in Quebrada, whose age range from 10 to 16 years…

What else can be said about such a peculiar exhibition? The exhibited set provokes the observer to feel something more than a simply sympathy for a childish effort. Indeed, it produces a pleasant surprise.

Can children paint like that? Yes, of course. They can paint in such way when they are guided and taught in a free environment, far from their spirits being “tyrannized” or their inspiration, killed by excess of warnings or false didactic blinders. We can responsibly affirm that these paintings resemble those of Van Gogh’s but, of course, lacking the Van Gogh’s technique. Even more, we can assure that an exhibition of artworks of this kind is the first to be set at Buenos Aires. It is worth repeating that the present paintings are some of the purest, most diaphanous, elemental and pristine, we have ever seen.

And this has a very simple explanation: no contamination was detected. As an Americanist style par excellence, it has been practically virgin or unexplored art subject matter but, intuitively, occurred through the magical hands of these 10, 12, 15 year old children…

Public is invited to enjoy and merge with these paintings and not to develop twisted searchings. This «natural» painting is pointed to those who want to experience the nature of our America through the eyes of child-artists.

Kinder aus der Quebrada von Humahuaca malen vor 61 Jahren.

Niños Pintores de la Quebrada de Humahuaca exponen en el tercer piso de Harrod’s hasta el 22 de junio (1962).

ARGENTINISCHES  TAGEBLATT, 17. Juni 1962

«Es el mundo visto y experimentado por los niños, animado con pájaros, montañas, serpientes, cóndores, burros, árboles y flores. No importa que se llamen Felipa, Ángela, Sara, Carmen, Herminio, Lidia, Félix, Andrea o Nicolás por sus nombres de pila o Saiquita, Mamaní, Chorolque, Gaspar, Mendoza o Montoya, siempre aquí —como milagros— están los mundos espontáneos y auténticos, pintados por manos pequeñas y oscuras de niños. Cuánta felicidad, cuánta ingenuidad genuina hay en todos estos casi cien dibujos que nos muestran cómo es Chucalezna y sus alrededores. Está la escuela, con la bandera en la puerta y los niños, con el guardapolvo blanco, jugando frente a la escuela. Están las altas montañas cubiertas de nieve, con los cóndores de ojos malignos en las cimas; hay una verdadera procesión con innumerables personas bajando al valle entre las montañas, se mueven (Peregrinación a Punta Corral, se titula la imagen) y hasta los turistas con los ómnibus no faltan porque Chucalezna parece ser no menos importante, no menos atractiva que sus pequeños pintores, cuyos cuadros tenemos pero sólo hasta el 22 de junio en Harrod’s.

Y quien vaya a esta exposición agradecerá el cuidado de los niños.«

***

Texto original

«Im dritten Stock von Harrod’s (Florida 877) stellen bis zum 22. Juni Kinder aus Jujuy aus.

Es ist die von Kindern gesehene und erlebte Welt, mit Vögeln, Bergen, Schlangen, Kondoren, Eseln, Bäume und Blumen belebt. Ganz gleich, ob sie nun Felipa, Angela, Sara, Carmen, Herminio, Lidia, Félix, Andrea oder Nicolás mit dem Vornamen oder Saiquita, Mamaní, Chorolque, Gaspar, Mendoza oder Montoya heissen, immer stehen hier -wie Wunder -spontan und authentisch gemalte Welten, von kleinen, dunklen Kinderhändchen gepinselt. Wieviel Fröhlich-keit. wieviel echte Naivität ist in allen diesen fast hundert Zeichnungen, die reinum uns zeigen, wie es in Chucalezna und um Chucalezna herum aussieht. Da ist die Schule mit der Fahne am Gartentor und den Schulkindern, im weissen Guardapolvo vor der Schule spielend da sind die hohen, schneebedeckten Berge mit den böseblickenden Kondoren auf den Spitzen, da ist eine richtige Prozession mit unzählbar vielen Leuten die zwischen den Bergen sich talabwärts bewegen (Wallfahrt nach Punta Corral, betitelt sich das Bild) und selbst die Turisten mit den Orrmibussen fehlen nicht denn Chucalezna scheint nicht weniger wichtig, nicht weniger bedeutend und attraktiv zu sein, wie seine kleinen Maler und Malerinnen, deren Bilder wir (aber nur noch bis zum 22. 6. bei Harrods bewundern müssen.

Und wer zu dieser Ausstellung geht, wird den Kindern dafür int Stillen danken.«

Argentinisches  Tageblatt (Diario Argentino), 17 de Junio de 1962

Miguel Martínez, embajador de Chucalezna en el mundo.

«El Taller de los Niños Pintores de Chucalezna, para mí, es la madre y el padre de todos los talleres que hay ahora, porque nosotros nacimos en el año 59 y no existían otros talleres así…»

Miguel Martínez, Niño Pintor de Chucalezna.

Don Miguel Florentino Martínez fue en su infancia, uno de los primeros alumnos del Taller de Chucalezna. Él dice: «¡Sáquense el sombrero si van a entrar a Chucalezna, mi pago!” Y aclara que esa expresión apenas si muestra cuánto quiere a su Chucalezna natal.

Don Miguel Martínez durante la entrevista 2022 (veromendo)

Me cuenta con mucho detalle y con inmenso cariño cómo se inició el Taller en el ’59, cómo era su vida y como empezaron a pintar. Miguel remarca el hecho de haber vivenciado, de haber pertenecido, de haber sido protagonista, de ser uno de los Niños Pintores de Chucalezna, dejándole en lo personal un recuerdo muy hermoso. En aquella época, en el ámbito rural, lo usual era salir a trabajar a los ingenios, a la mina o al campo, ni bien se egresaba de la escuela primaria por lo que continuar pintando ni siquiera podía soslayarse como una opción. Seguir estudiando tampoco estaba considerado como una prioridad. Aún así, estudiar fue para él un objetivo en la vida que surgió por propia motivación y que con gran esfuerzo, logró amalgamar con los duros trabajos y la vida en familia. Más tarde apoyó incondicionalmente a sus hijos para que ellos realicen estudios superiores. Miguel retomó la pintura en la primera década del 2000.

***

Entrevista a Miguel F. Martínez (por veromendo, 2022).

Miguel me dice: «Si vamos a hablar del Taller, me gustaría en principio comentarle qué significa “Chucalezna” porque hablamos mucho de Chucalezna pero ¿qué es Chucalezna?

Chucalezna siempre Chucalezna (veromendo, 2020)

Hay un diccionario de topónimos, de Paleari, que dice que Chucalezna viene del nombre que se le da a una punta como lezna. En Chucalezna llamábamos así a la herramientita que teníamos para deshojar el maíz, que venía con el nombre de “alesna”… Y como para clarificar un poco más el tema, a lo que nosotros le llamábamos “alesna”, en otros lados se lo llamaba comúnmente “pinche”, y era para perforar… De ahí, el nombre de Chucalezna. Y yo tuve la suerte –como le decía–, de haber nacido allí… Tengo el orgullo de haber nacido allí… Y por circunstancias de la vida lo único que tenía era al abuelo Horacio y a la abuela Felipa que me han criado en Chucalezna. Y fui a la escuela de Chucalezna.

Así, en el año 59 –como alguna vez ya lo conté–, se ha ido formando el Taller… Que para mí es la madre y el padre de todos los talleres que hay ahora, porque nosotros nacimos en el año 59 y no existían otros talleres así… Y todo comenzó cuando se ha hecho cargo la señora Nicolasa Nelson de Mendoza. Ella se hizo cargo de la escuela y como toda madre era visitada por su hijo, el profesor Jorge Mendoza que era una persona muy amable, muy tratable, tanto que de pronto dejamos de llamarle “el profesor” o “don” y pasó a ser “Jorgito”. Yo recuerdo que él llegaba y todos nos poníamos contentos cuando sentíamos el ruido del Serrano que él tenía. Y decíamos “ahí viene Jorgito, ahí viene Jorgito!”. Era la alegría, porque Jorgito –al margen de la docencia–, siempre traía un paquete de galletas, un caramelo que al fin para nosotros siempre era algo grande. Y un buen día nos dice “Chicos yo les voy a enseñar a pintar con témpera”. Y para nosotros… ¿témpera? ¿qué es eso? Nosotros teníamos unos lápices que le llamábamos los “petisos” que eran así, unos lapicitos de colores… Y el que tenía, porque lógicamente no todos tenían, pero aún así no nos hacíamos problemas porque se prestaban y otros chicos siempre traían tierras de colores o carbón… Pero la cuestión es que de alguna manera sabíamos pintar y que nos digan “pintar con témpera”… Y empezamos con cartulinas de tamaño oficio y él nos decía “ustedes pinten lo que les rodea, lo que ustedes quieran más…” Y ¿qué nos rodeaba? Los cerros, el tren, las cortaderas, nuestro camino habitual era eso… Y bueno, alguno apreciaba mucho al perro o a las ovejas o al burrito… No íbamos a pintar otra cosa porque no sabíamos. Confieso que a esa edad yo no conocía ni Humahuaca, así que menos que menos iba a pintar algo que no tenía idea…

«Noche de luna» por Miguel Martínez (Témpera, 110 x 73 cm, colección Museo Municipal de Bellas Artes «Jorge A. Mendoza de San Salvador de Jujuy).

Y así comenzó. Y entonces, terminaban las clases a las 12, almorzábamos y desesperados nosotros “A pintar, a pintar, a pintar”… […] Después cuando yo tenía 12 o 13 años, salí de la escuela y el lema de los padres allá es “A trabajar m’hijo”. Y yo ya me fui de Chucalezna. Pasé por Perico, trabajé en Tres Cruces, en la Mina El Aguilar, luego me vine acá a Jujuy… Y por mucho tiempo no volví a Chucalezna. Recién he vuelto cuando tenía 25 años.«

Luego de haber prestado servicios en la Policía de la Provincia de Jujuy y también, de haberse desempeñado como preceptor en la Escuela de Comercio Nº 1 de Jujuy, Miguel se ha jubilado, vive en el barrio jujeño de Chijra y continúa divulgando con gran pasión la tan especial historia de los Niños Pintores de Chucalezna y custodiando, dentro de sus posibilidades, las obras que pueden apreciarse en el Museo Municipal de Bellas Artes “Jorge A. Mendoza” de  San Salvador de Jujuy, entre las cuales se encuentra la suya.

En el año 2011 se publicó el libro “Chicos pintores de Chucalezna” de Cristina Mabel Chorolque, con el objetivo de difundir la historia del Taller y de lograr el reconocimiento de don Miguel Martínez como “Personalidad Ilustre” de la provincia de Jujuy.

© veromendo y @chucalezna

***

Homenaje al prof. Jorge A. Mendoza por el 50 aniversario de su fallecimiento.

De Humahuaca a Capla con un alto en Chucalezna

«La risa del escolar cerrero es la flor del cardón. Su algarabía es el tarco en flor. Sus caritas, aún las tristes, son el resplandor del Inti en la Quebrada.«

M. Buljubasich.

Texto tomado de «Semblanzas de Humahuaca» – Prof. Mateo Buljubasich.

De Chucalezna a Capla (Walter Jagoe, 2023)

En mi zaino oscuro, más nítido que la franja parda de los cerros pura chispa y caracoleando cerca de HUMAHUACA, voy por la ruta al trotecito sintiendo en mi rostro el aura de la fresca, entre las serpentinas multicolores de la majestad de las alturas con la guardia de los cardones que me rinden sus honores, y alegre le digo a mi «Huayra» la copla que tiene el eco de su relincho:

"Desde HUMAHUACA hi venido,
Pisando sobre las flores,
Trayendo buenas noticias,
Que aquí estaban mi amores"

Voy a Uquía, «Tinga la buche», muy alegre para rumbear luego a la casa de mi compadre que me espera con el chucán en el caserío de Capla.

Antes pasaré por la escuelita y veré a las chinitas y a los changos llenar los cuadernos de letras y poner colores en las telas, más que un primor. Por eso, decir Chucalezna, a 12 Km de HUMAHUACA, es hablar de bendiciones. Los niños de los cerros tienen en la escuelita la casa de «Tata Dios» y aprenden a querer a la patria en esta emoción de cielo, montañas, abras y huaicos, de quebradas y arroyos esparcidos en soledad, en este trozo multicolor de la Argentina. En estos collitas -algunos vienen de lejos y traen el ulpo y la chalona-, reside todo el misterio de la obra de arte de la Pachamama, que no se puede sino amar. La risa del escolar cerrero es la flor del cardón. Su algarabía es el tarco en flor. Sus caritas, aún las tristes, son el resplandor del Inti en la Quebrada.

Por eso me gusta salir de HUMAHUACA y venir a Uquía, para pasar por Chucalezna antes de llegar a Capla. Siempre en el Departamento de la donosa e incomparable HUMAHUACA, corazón de la patria chica.

¡Qué emoción al divisar la Bandera de Belgrano enfrentando al Cerro Negro entre sauces llorones y sus molles! Es la misma, ¡bendita celeste y blanca! que pasó victoriosa después de Tucumán y Salta. De ella dijo Horacio Carrillo con fervor : «Tú llevas, amada abuela, como un ósculo de fuego, el primer juramento del ejército y del pueblo —el primero, ¡téngase siempre presente! — porque en este rincón de la patria, en Jujuy, donde está mi HUMAHUACA, se jugó primero y con mayor intensidad que en parte alguna, la suerte de la Nación que surgía. Tus gauchos jujeños fueron los primeros en chocar en Yavi con el enemigo, y los últimos en Tumusla, en envainar las armas con gloria.»

Mi zaino se ha puesto de manos como saludando también a la bandera al divisar la escuelita de Chucalezna. Decir Chucalezna es nombrar también un rincón de paz, de estudio, de trabajo y de colores. Los niños de Chucalezna revelan un asombro y una vivencia artística inigualada, riqueza de color en pinturas de alta imaginación y fantasía, don natural para reflejar la luz, todo en sensibilidad exquisita de alma y profundo amor a la tierra de mi inolvidable HUMAHUACA. Saludo a los Mendoza y luego, las chinitas y los changos me darán noticias de los taitas, de la última «señalada», del comportamiento de la Mamazara y de todo lo que concierne al hogar de un labriego o una pastora. Me despido de todos y ahora le digo a mi «Huayra», «tinga la buche», que apure rumbo a la casa de mi compadre.

Por eso me gusta salir de HUMAHUACA y venir a Uquía, siempre en el Departamento, corazón de la patria chica, de la donosa e incomparable HUMAHUACA, porque siempre me esperan los zarandillos de la Quebrada y me reciben bien en el hogar de mi compadre donde

"Él de su vida hace un grano,
Ella de su alma, un vellón",
al decir de Zerpa, el cantor de HUMAHUACA."

Él recoge habas, papas, quinua y maíz y ella, seguida del cabrerío, va a chiqueriar en esta Pachamama bendita que es mi chura HUMAHUACA, donosa e incomparable HUMAHUACA, el corazón de la patria chica.

Referencias

Buljubasich, M. Semblanzas de Humahuaca (aprox. 1963). Edición del autor. Texto completo en https://www.scribd.com/document/636518538/Semblanzas-de-Humahuaca-Mateo-Buljubasich

Homenaje al prof. Jorge A. Mendoza por el 50 aniversario de su fallecimiento.

En febrero, fiesta y flores en Maimará.

Como cada verano desde hace catorce años, la Fiesta de la Flor en Maimará se suma a los atractivos festivales quebradeños, que tanto locales como turistas pueden disfrutar. Al acercarse, se toma contacto con la floricultura, una de las producciones más características de la Quebrada de Humahuaca. En particular, Maimará cuenta con una larga historia en la producción de flores de corte y, desde hace algún tiempo, la conformación de una cooperativa impulsó a varios de sus productores a unir fuerzas y probar el cultivo de especies novedosas en invernadero.

Históricamente, los productores solían organizar una exposición hacia el 2 de febrero, cuando se celebra a la Virgen de la Candelaria, patrona de Maimará. Más adelante, esa celebración devino en la «Fiesta de la Flor«. Allí se exponen y venden las especies producidas en territorio maimareño, que van desde los emblemáticos claveles, pasando por estatíes o estatices, siemprevivas, margaritas, aster, caspias, gladiolos, dalias, hasta llegar a los mimados lisianthus, producidos principalmente en los invernaderos de la Cooperativa «Flor de la Quebrada». Toda una tradición de la localidad, que se abre al mundo en este festival.

@flajuquis en Instagram

Curiosamente, las vueltas de la vida me posibilitaron conocer a Patricia Cruz, presidenta de la Cooperativa «Flor de la Quebrada», con un pasado infantil de Niña Pintora en Chucalezna, más precisamente, como alumna del profesor Takashi Takahashi. En una encantadora charla, Patricia me relató sus andanzas como coplerita nada menos que en Teatro Colón de Buenos Aires junto a otros niños del mencionado Taller, en el año 1979. Pero eso, será motivo en otra entrada de este Blog…

En su edición 2023, la Fiesta de la Flor se realizará el sábado 11 de febrero, en el predio de los hermanos Quiquiza, por calle Jorge Calvetti, justito frente a la «Paleta del Pintor«, cerro emblema del lugar. Habrá exposición y venta de flores, matizada con música, baile y comidas regionales.

Cabe destacar, que las variedades de flores más resistentes llegan a través de intermediarios comerciales hasta Córdoba, Tucumán, Santiago del Estero, La Rioja, Santa Fe, Mendoza. En particular, los estatices llegan hasta Buenos Aires. También abastecen a la provincia de Jujuy con las variedades más etéreas.

Así que al comprar una flor, aún lejos de Jujuy, es posible que traiga, enredados en su perfume, los aires maimareños.

(c) veromendo

Más sobre Maimará y la fiestas en el verano quebradeño:

Fervor mundialista. La selección de Chucalezna.

Si de mundiales de fútbol se trata, todos tenemos anécdotas y formas de relacionarnos con aquellos. En lo personal, desde el del 78, que seguí en mi Jujuy natal, aunque sin entender muy bien de qué iba, pasando por el del 82, completamente eclipsado por la Guerra de Malvinas, para llegar al inolvidable del 86 que vivenciamos a todo trapo con mis amigas de entonces, Yanina Barragué y Ale Vecchiarelli. Ellas, que eran super fanas de Pumpido y Valdano, llegaron a escribirle cartitas de admiración a estos ídolos, recortaban sus fotos, se sabían sus biografías de memoria. A mí me super divertían todas estas picardías y acompañaba con alegría su devoción. La final de la copa del mundo del 86 la vimos en casa de Ale, junto a su papá, y mientras el partido nos ponía los nervios de punta, íbamos recortando revistas y diarios, preparando una lluvia de papelitos sin siquiera atisbar la posibilidad de que tuviéramos que dejarlos en la bolsa. Afortunadamente, el gol del Burruchaga casi sobre el final del partido habilitó que pasados los 90, pudiéramos salir al balcón y liberarlos junto a numerosos vecinos que habían tenido la misma idea. Lo recuerdo con muchísima emoción… 

Y así pasaron más mundiales, otras compañías, el mismo nervio, hasta hoy…

Sin embargo hubo un equipo, una «selección» de niños que me llegó al corazón. Allá por 2014, digitalizando los negativos de fotos tomadas por mi padre, aparecieron estas increíbles imágenes. El equipo de los Niños de Chucalezna, allá por la década del ’60.

El fútbol ha sido y es, una pasión para los argentinos. Aún en los lugares más remotos o alejados de los centros de consumo masivo y urbano, siempre existe un “potrero” donde chicos y chicas puedan juntarse, armar equipo e improvisar un “picadito”. A través de estas imágenes homenajeo a todas las «selecciones» de nuestro querido país, hoy unido por la «Scaloneta».

veromendo dic. 2022

IG: @chucalezna

chucalezna

La Selección de Chucalezna.

img577 compWordpressCabeceando un «centro». Dos niños del Taller de Chucalezna luchan por dar un cabezazo certero. Foto Jorge A. Mendoza (1960)

640px-WC-2014-Brasil.svg

Mientras me dispongo a disfrutar, o tal vez a sufrir, con el partido debut de la Selección Argentina en el Mundial 2014, contra Bosnia y Herzegovina, comparto con Uds. las fotos del equipo de fútbol de Chucalezna, que esperaban el momento preciso para revelarse al mundo…

El fútbol ha sido, y es, una pasión para los argentinos, y aún en los lugares más remotos y alejados de los centros de consumo masivo y urbano, siempre existe un “potrero” donde los chicos pueden juntarse, armar equipo e improvisar un “picadito”.

Aquí las fotos de los chicos del Taller de Chucalezna jugando al fútbol que emocionan, contagian su energía, alegría y a la vez su humildad.

img575 compWordpressdotcomHay equipo.Formación del equipo de la

Ver la entrada original 23 palabras más

Sueños con Lozano

Creo sencillamente que alguna parte del yo o del alma humana no está sujeta a las leyes del espacio y del tiempo.

Carl Gustav Jung.
Chucalezna 2018 (veromendo)

16-12-2018

Soñé con él.

Por primera vez en la vida soñé con mi viejo.

El extraño sueño transcurría en un túnel o en un pozo. Luego, se reveló como el pozo de agua de la casa de Chucalezna. El pozo que él, con sus propias manos construyó y del que saqué agua, por primera vez, durante mi último viaje. El último día de mi estadía, para despedirme del lugar fui hasta ahí, hasta esa alberca, y le hablé como si él estuviera allí, habitando cual espíritu del agua. Por supuesto, en aquel momento fue una acción totalmente impulsiva y despreocupada. Y no volví a acordarme del asunto hasta hoy, mientras voy bajando el sueño a palabras.

Entonces, el sueño transcurría en ese pozo pero, curiosamente, era yo quien estaba en el fondo del mismo mirando hacia arriba. ¡Y podía ver el color celeste del cielo quebradeño! Casi de inmediato, o no, –porque en los sueños el tiempo siempre es relativo–, se asoma una figura humana a contraluz que llevaba puesto un sombrero… En ese instante y mientras me encuentro sumergida en el sueño –y en el pozo, claro– caigo en la cuenta de que ese ¡es su sombrero! Y que ese ¡es mi viejo! Presión, palpitaciones y adrenalina se disparan por las nubes y me despierto como un resorte. Miro el celular, es la 1 de la madrugada y apenas si dormí una hora. Estaba en la primera fase de sueño, donde uno no suele hacer consciente lo que sueña…

El sueño se convierte en una experiencia hiperreal y es el día de hoy que lo puedo recordar claramente como si lo hubiera vivido. Quedo despierta, dando vueltas y vueltas en la cama preguntándome y repreguntándome el significado de este mensaje del inconsciente, si me atengo a Freud, en este momento del año, de la vida y de las coyunturas… O, si como en el cuento de Becquer, el espíritu de mi padre ha permanecido allí, en ese sitio de agua, y fue casual o causalmente invocado por mí misma.

Intento volver a dormir pero mi mente hace un recorrido sinuoso entre recuerdos: el pozo, la casa, la ruta por la Quebrada, y quién sabe por qué, se queda colgada en Lozano, en la playa de su río a donde me llevaba mi madre para hacer picnics en mi infancia. Lozano… Lozano… Lo-zano… «Lo sano«… Infancia, pic-nics, té con leche con gusto a termo de los de antes… ¿Momentos felices? Me puedo volver a dormir.

Sin embargo, al despertar por la mañana me doy cuenta de que soñé con Victoria, mi hija. Otro sueño fortísimo pero distinto, amargo, en el que sabía que ella «se iba a volver a morir«… Mi mente me permite –no sin dolor–, recordarlo. Trato de entender algo de todo esto mientras preparo una infusión matutina. Pero no. Mis pensamientos se evaden hacia ese lugar de la infancia, a una tarde gris de domingo en la playa del río Lozano, corriendo y trepando por las piedras.

Tal vez Lozano pudiera sanar mi corazón.

Lozano en septiembre (veromendo, 2022)
Lozano 2022 (veromendo)

El alfarerito de Uquía

Mauricio Vélez, vecino de Uquía y destacado artesano local, nos cuenta por qué su negocio de cerámicas, tejidos y artesanías lleva el nombre de “El alfarerito”.

A pocos metros de la colonial iglesia de San Francisco de Paula, el negocio de don Vélez luce con orgullo el cartel que reza «El alfarerito» (veromendo, 2022).

Don Vélez fue a la vez alumno de cerámica y maestro de música en el Taller de Chucalezna. Durante los ’70, organizó y dirigió una banda musical con los niños que concurrían al taller. Como si fuera una de sus obras en cerámica, amalgamó la enseñanza y el aprendizaje con humildad y profundo respeto. Mauricio Vélez es muy querido y recordado por sus alumnos y alumnas.

Bueno –me cuenta– yo estaba aprendiendo la cerámica con el profe Takashi hacía un año o dos… En ese tiempo la Directora de Enseñanza Media, profesora Delia Gómez Rubio, andaba buscando por Humahuaca una persona que enseñe a los chicos la música folklórica, los instrumentos autóctonos. Y de ahí, yo no sé quién, pero uno de los chicos nomás, dice “pero si don Vélez sabe!”. Ahí me llaman y sí… Yo tocaba la guitarra, el charango, la quena, las anatas, la zampoña, todo eso… Si bien había aprendido solo porque mi padre, que sabía tocar música muy bien, había muerto trabajando en la zafra cuando yo tenía 13 años… “Ah, pero Ud. va a ser nuestro profesor y listo!”. Así que ahí quedé (risas)… Y claro, en las anatas éramos “Los hermanos Vélez”, pues tocaba con mi hermano menor, pero en el conjunto de Chucalezna éramos “Los Alfareros”. ¡Y ese nombre lo pusieron los mismos chicos! Les dí a elegir qué nombre le íbamos a poner… Dicen: que sea referente al taller… Bueno. “Los ceramistas”? No. “Chicos de Chucalezna”? No va… “Mauricio Vélez y los chicos de Chucalezna”… Tampoco va ¡ni nada! Y así… ¡Eran changuitos terribles! Y al final dicen: “Pongamos ‘Los Alfareros’ ¿no somos alfareros?” Y ahí quedó el conjunto “Los alfareritos de Chucalezna! Y hemos ido a varias partes con los chicos… A un festival infantil en Humahuaca donde hemos sacado premio, también hemos ido a un festival en Volcán y a otros, pero siempre en Jujuy… Y con el tiempo me puse así, porque todos me llamaban a mí también “el alfarerito”… Y bueno…

Algunos de «Los alfareritos de Chucalezna«: Miguel D. Flores (percusión); Vicente C. Cruz (caja); Mario R. Ríos (zampoña); Facundo Vilca (charango); Oscar S. Ríos (guitarra) y Patricia Cruz (voz y caja) (Clarín, 10-05-1979).

El valioso aporte de don Vélez nos ayuda a reconstruir no sólo la historia del Taller de los Niños Pintores de Chucalezna sino, a través de sus propias vivencias, la historia social de Chucalezna, la del pueblo de Uquía y la de la mismísima Quebrada de Humahuaca como Patrimonio de la Humanidad.

© veromendo y @chucalezna

Homenaje al prof. Jorge A. Mendoza por el 50 aniversario de su fallecimiento.

Palabras para un acto.

Acto de imposición del nombre «Los Niños Pintores de Chucalezna»

a la Escuela Provincial Nº 332, en Humahuaca

6 de diciembre de 2021

«Crecí de la mano de una madre y con un padre en borrosas fotografías en blanco y negro. Eso sí, sabiendo que el de las fotografías, además de mi padre, había sido alguien muy especial dedicado de lleno a la tarea docente con los chicos de un lugar llamado Chucalezna.

Niños y niñas del Taller de Chucalezna junto a mi padre, su profesor, Jorge Mendoza (colección Jorge Mendoza, década del 60)

Por eso, la tarea de mi viejo ya no como papá, sino como maestro de aquellos niños y niñas siempre me conmovió y me llevó a reflexionar acerca de la importancia de su función para ellos. Está claro que les abrió una puerta hacia la expresión plástica y los guió en ese mundo de colores y formas, para poder expresar parte de su alma y de su realidad, utilizando como herramientas pinceles, témperas y papel. Esta tarea demandó gran energía, pero sobre todo amor a su profesión, a su tierra y a su gente.

Y hoy, 6 de diciembre de 2021, me siento hermanada con los niños y niñas de Chucalezna, y embargada de alegría y emoción por poder estar presente, junto a ellos, junto a Uds., compartiendo la concreción de este pequeño gran sueño que es que esta querida escuela sea reconocida ya no bajo un número, sino como ‘la Escuela de los Niños Pintores de Chucalezna‘.

Deseo entonces compartir sus nombres listados preliminarmente, con la esperanza de un día poder encontrarlos a todos. Ellos son:

Para más información ver entrada «Todos los nombres…Chucalezna«

Asimismo no puedo dejar de recordar a docentes como Nicolasa Nelson de Mendoza, mi abuela y directora de la entonces Escuela Nacional Nº 112; al profesor Claudio Samos, que junto con mi padre, inició el Taller de los Niños Pintores de Chucalezna; a don Takashi Takahashi, profesor de cerámica y continuador del Taller luego de la muerte de mi padre; a don Ricardo Vilca y a don Roberto Puca, maestros de música y de telar respectivamente. A don Roque Tarcaya, continuador de la cerámica, en representación de todos los docentes y maestros que abnegadamente transitaron por esta escuela.

También quiero agradecer a las autoridades del Ministerio de Educación de Jujuy, especialmente al departamento de Educación Artística por habernos recibido y demostrar interés en nuestro proyecto de creación del Museo Escolar de los Niños Pintores de Chucalezna y rogamos encarecidamente que hagan todo lo necesario para concretarlo.

De la misma manera quiero agradecer a la directora Lucrecia González, por ser un baluarte en este sueño educativo.

Finalmente, quiero resaltar que en el Diccionario de la Provincia de Jujuy de Antonio Paleari, se destacan a los Niños Pintores de Chucalezna como un «Movimiento artístico local«, dando cuenta de la magnitud de esta experiencia.

Muchas gracias.«

©veromendo; @chucalezna

Más sobre Chucalezna, su escuela y su arte en:

Destacado

Tener identidad te hace única.

Escuela Nº 332 de Jujuy «Los Niños Pintores de Chucalezna«

Chucalezna, 6 de diciembre de 2021

En 2018, luego de investigar sobre la historia de la Escuela Nº 332 de la localidad de Chucalezna –en Humahuaca, Jujuy–, la comunidad educativa local se puso de acuerdo para que llevara un nombre que le otorgara identidad: «Los Niños Pintores de Chucalezna«. El nombre elegido homenajea a aquellos alumnos y alumnas de la escuela, que con su impronta hicieron camino en el mundo de la expresión y del arte, llegando a trascender la tierra que los vio crecer.

Afiche realizado por docentes de la Escuela Nº 332 «Los Niños Pintores de Chucalezna» con motivo del Acto de imposición del nombre.

La docente y directora que llevó adelante la propuesta, Reimunda Lucrecia González, explica que «el nombre está respaldado por una historia a la cual quisimos darle valor puesto que es importante para la Comunidad de Chucalezna, siendo necesario rescatar y dar a conocer al mundo la historia de los Niños Pintores de Chucalezna –los niños, que existieron y que existen–«. (1) Y así, en agosto de 2019, tras numerosos trámites ante el Ministerio de Educación de Jujuy, se promulgó la resolución Nº 13.115 a través de la cual se aprobaba la elección de ese particular nombre para la Escuela. (2)

Un cartel con lema del acto de imposición del nombre de la Escuela Nº 332 de Chucalezna dio la bienvenida a todos los invitados (foto: @silvinadiazmuseóloga)

Para el acto de imposición del nombre de la Escuela Nº 332 de Chucalezna, su directora y docentes acuñaron como lema «Tener identidad te hace única«, para aludir al hecho de que a través del nombre se está rescatando y comunicando su historia, dándole el valor patrimonial histórico y cultural que se merece dentro de la Comunidad de Chucalezna, en Humahuaca. Así se suma de manera explícita al de la Quebrada de Humahuaca como «Patrimonio de la Humanidad» y al de la provincia de Jujuy.

Una escuela rural, una historia real

Inaugurada en 1931 como una escuela dependiente del Consejo Nacional de Educación, fue designada como la Nacional Nº 112. Hacia 1958, el humilde edificio escolar construido en adobe, con techos de madera de cardón torteados con barro y paja, se encontraba en «la Banda» de Chucalezna (que es como se denomina popularmente a la margen Este del río Grande). Hacia 1968, la escuela fue trasladada a un predio situado un poco más al norte y del otro lado del río Grande. Finalmente, a mediados de los años 70, la familia Apaza donó un terreno con el fin de que allí se alzara de manera definitiva la Escuela de Chucalezna. En 1978, se promulgó el decreto ley Nº 21.809, que ordenaba transferir los establecimiento de enseñanza dependientes del Consejo Nacional de Educación a la provincias. De esta manera la escuela pasó a la provincia de Jujuy, nominándose bajo el número 332.

En 1977, mientras aun era escuela nacional, un moderno edificio fue construído y donado por Ford S.A. En ese entonces, la iniciativa de la empresa y de sus concesionarios respondía a un programa innovador de construcción de escuelas rurales iniciado en 1968, que perseguía tres objetivos esenciales como proveer de agua potable, de energía eléctrica y con un diseño de muy bajo mantenimiento. Estos conceptos que hoy parecen ser básicos, se encontraban ausentes en un gran número de escuelas de nuestro país, especialmente las del interior profundo. En 2010, Ford volvió a la escuela, esta vez con el fin de realizar obras de remodelación y mantenimiento del edificio, reequipando y refuncionalizándolo con tecnologías amigables con el medioambiente, como por ejemplo la instalación de un calefón solar heat pipe importado (3) que permitió que las instalaciones escolares contaran con agua caliente. Esto se enmarcó en el programa “Educación para un nuevo mañana” que era un poco la continuación del primero. De esta manera, la escuela quedó apadrinada por Ford. (4)  

En 1958 llegó a Chucalezna la maestra Nicolasa Nelson de Mendoza para asumir como directora de la escuela. Traía la experiencia de haber ejercido su rol docente en escuelas del paraje Puerta Potrero y Puesto del Marqués, en Cochinoca, y Los Lapachos en el departamento de El Carmen. En 1959, Nicolasa impulsó un taller extracurricular de arte que, más adelante, fue conocido como el «Taller de los Niños Pintores de Chucalezna«. Como ya se contó en numerosas ocasiones en este Blog, los profesores Claudio Samos y Jorge Mendoza, hijo menor de la directora, ambos egresados de las Escuelas de Arte de Buenos Aires y recién llegados a Jujuy, comenzaron a dar clases de dibujo y pintura ad honorem al alumnado de la escuela. (6, 7, 8) Los niños y niñas que concurrían llegaban desde las inmediaciones aunque no por eso era menos sacrificado. Ya desde el otoño las condiciones climáticas en Humahuaca son sumamente crudas y en invierno el clima se poner peor. Algunos tenían que cruzar el río para llegar a la Escuela, mientras que otros se acercaban en burro o tenían que caminar un buen tramo, tal como se ve reflejado en el film que realizó el documentalista Jorge Prelorán (1968, 9). A pesar de estas dificultades, las actividades en el taller de pintura crecieron, sumando escultura y más adelante cerámica y telar. Así, los pequeños del lugar empezaron a expresar sus vivencias, su realidad a través del arte. Para más detalles ver «Niños Pintores de Chucalezna por Jorge Mendoza» (10).

Entre los años 1959 y 1973 pasaron por el aula de la Escuela Nº 112 –y por el Taller– muchos niños y niñas pero cerca de setenta nombres fueron los que quedaron registrados en catálogos de muestras ofrecidas, en listas escolares (Ver entrada «Todos los Nombres…«) y en la tradición oral de los lugareños. Ellos cobraron su real dimensión en diciembre de 2021, cuando el reconocimiento llegó junto con el nombre elegido para la escuela.

El acto de imposición del nombre «Los Niños Pintores de Chucalezna» a la Escuela Nº 332 tuvo lugar el 6 de diciembre de 2021, coincidiendo –por esas casualidades– con la fecha del cumpleaños de la ex- directora Nicolasa. Fue una ceremonia protocolar a la cual asistieron altas funcionarias del área de Educación como la sra. Ministra, lic. María Teresa Bovi, la entonces secretaria de Gestión Educativa, Fabiola Recciutto y la responsable del área de Educación Artística, Paula Cardozo. También se contó con la presencia de la flamante Comisionada de Uquía, Gabriela Flores. Sin embargo, el corazón de la ceremonia fue la presencia de 15 de aquellos niños y niñas pintores –ahora ya mayores– o de sus familias, que participaron con la genuina alegría de volver a la Escuela y reencontrarse.

El acto tuvo repercusión en medios locales y nacionales, quizás por el significado que tiene esta historia para el patrimonio cultural de la localidad de Chucalezna, de la provincia y de nuestro país. (1, 11, 12, 13, 14) Por su parte, la ministra de Educación se comprometió con la Comunidad «para trabajar en el proyecto de un museo escuela y que el taller de Jorge Mendoza vuelva a funcionar para todos los niños«,(12) puesto que la escuela no cuenta con la enseñanza de artes plásticas en su currícula.

El acto en primera persona.

Nos tocó un día fresco pero con el sol de la Quebrada asomando entre nubes pomposas. Llegamos muy temprano pues gracias al apoyo de la profe Alicia Faltracco, íbamos a montar una pequeña muestra con obras pictóricas realizadas por los alumnos del taller de la época 1959-1973. La ceremonia se inició con la entrada de la bandera de ceremonias para luego entonar el himno nacional. La emoción de cantar el himno bajo el cielo de Chucalezna, en ese entorno natural monumental, rodeada de las frescas y enérgicas voces infantiles hizo que brotaran las lágrimas y que no cesaran de caer. Luego, junto a la ministra Bovi y, en representación de los Niños y Niñas Pintores, Lidia María Ríos, fuimos invitadas a acompañar a un alumno para izar la bandera nacional en el mástil central de la escuela.

Mientras sonaba Aurora la bandera se deslizó suavemente hacia arriba y a punto de alcanzar el tope, se empezó escuchar un murmullo creciente entre los presentes. Varios señalaban con sus dedos hacia el cielo. En ese momento observé que un ave de inmensas alas sobrevolaba con elegancia nuestro acto escolar y que después de dar dos vueltas por encima del mástil, se retiró. Algunos dijeron que era un cóndor, otros que se trataba de un águila. Fuera la especie que fuera, yo sentí que era la presencia de los altos espíritus que nos daban su bendición. Y por supuesto, brotaron más lágrimas.

Niños Pintores y la ministra Bovi durante el Acto (foto: prensa.jujuy.gob.ar, 5).

El acto continuó con palabras de la directora González, de la ministra Teresa Bovi. También tuve que dirigir unas palabras yo misma, como hija del profesor Mendoza y nieta de Nicolasa. Finalmente, con las sentidas historias y vivencias de los Niños y Niñas Pintores que se animaron a hablar, el acto tuvo un final emocionante.

Estudiantina. De pie, de izquierda a derecha: Lidia María Ríos, Miguel Martínez, Rosaura Liquín, Luis Chauque, Patricia Cruz, Andrea Garnica, Felipa Saiquita, Enrique Mamani y Zoilo Gaspar. Sentadas: Leonor Saiquita, la sra. Gladys -esposa de Miguel- y Bartola Garnica, esposa del Niño Pintor Roberto Martínez (foto: Diario El Tribuno de Jujuy, Ref. 6).

Luego de la «sesión de fotos«, nos dirigimos al edificio escolar para apreciar la muestra de obras montada gracias a la inestimable ayuda de la profe Faltracco y de la museóloga Silvina Díaz .

Los Niños y las Niñas aprovecharon para reunirse, departir y entonar una coplas como antaño. Cabe mencionar que la última reunión de Niños Pintores en la Escuela había tenido lugar en 2009, con motivo de cumplirse el 50º aniversario de la creación del Taller de pintura y en homenaje a mi padre.

El encuentro con los Niños y Niñas otrora alumnos de mi padre, estuvo colmado de emoción y de bendiciones. No hubo barbijos, por entonces obligatorios por los casos del virus COVID-19, que pudieran contener los besos y los abrazos ante el reconocimiento y el encuentro. Los nombres, sus nombres, que tanto había repasado en listas y que en mi mente se asociaban a creaciones pictóricas, comenzaron a descubrir sus rostros. Ahora esos nombres también tenían rostros. Y me manifestaban el cariño que le profesaban a mi padre así como me hicieron saber de la gran dedicación que mi padre tenía hacia ellos, hacia la tarea docente, hacia el Taller, hacia Chucalezna. Me contaron tantas anécdotas que se han ido fragmentando: que subían a aquel cerro, que salían a pintar en las noches de luna, que armaron una pequeña represa en el río grande para tener peces, que les enseñó a hacer unos pinceles que llamaban «sacachispas«, que hacían cerámicas con un torno enorme también construído por mi padre, que les daba los materiales para pintar pero también ropa que lograba de donaciones desde Buenos Aires… En todas destacaban la bondad, la generosidad de mi viejo y su don de gente. Incluso, pude enterarme de que varios de los Niños y Niñas eran ahijados de mi padre o de Nicolasa. Ese día, recibí una masiva e inesperada cantidad de cariño. Una avalancha. Esa mañana comprendí que esa ola de amor no era otra cosa que un círculo virtuoso que mi padre había iniciado 60 años atrás y ahora me abrazaba a través de esos Niños y Niñas que destilaban cariño y respeto. Y yo comencé a sanar una herida que me había acompañado por 50 años.

No quiero dejar de mencionar a Félix B. Saiquita, Luisa D. Saiquita, Victoria Quintanilla y Eugenio Vilca, que no nos pudieron acompañar en la ceremonia por encontrarse viviendo lejos, por razones laborales o de salud. También quiero homenajear a Juan Humberto Aracena y a Roberto Martínez, en nombre de todos los Niños y Niñas que ya no están en este plano físico, pero que confío pudieron recibir este inmenso reconocimiento in memoriam.

En Chucalezna, el arte está en el aire

Quien visite Chucalezna y la recorra palmo a palmo, impregnará las células con su aire puro y las retinas con su paisaje. Ahora, además, se podrá llevar esta bella historia que la Comunidad ha puesto en valor; la de la Escuela de los Niños y Niñas Pintores: los legendarios que crecieron y abrieron el camino para desarrollar su arte allí y los que hoy en día, con el esfuerzo de la comunidad educativa, continúan con la tradición de dibujar y pintar.

© veromendo

La antigua Escuela de Chucalezna en la Banda, en la mirada de la Niña Pintora Andrea Garnica (témpera, 96 x 71 cm). Esta obra se encuentra expuesta en el Museo Municipal de Bellas Artes de San Salvador de Jujuy (ref. 15)

Final de acto. Acompañando a la direc. R. Lucrecia González. A su izq.: mga. Silvina Díaz y veromendo. A su derecha: la Niña Pintora Rosaura Liquín y la profe Alicia Faltracco.

Agradecimientos

  • A Reimunda Lucrecia González, directora de la Escuela Nº 332 «Los Niños Pintores de Chucalezna«.
  • A la profe Alicia Faltracco.
  • A la mga. Silvina A. Díaz.
  • A la Comunidad de Chucalezna.

Referencias

Más sobre Chucalezna, su escuela y su arte en: