Descubriendo Santuario, en la puna jujeña.

«En el lugar llamado SANTUARlO, unos 15 km al norte de la ciudad de Abra Pampa, se ha erigido en tiempo inmemorial, en fechas que ni los más antiguos vecinos pueden precisar, una iglesia en honor a la Virgen de Copacabana. La iglesia se erigió en un despoblado de la Puna, en donde se observaban cuatro viviendas totalmente deshabitadas y un poco más lejos una modesta escuela, cuya dirección guardaba la llave de la iglesia.«

Fiesta Patronal Virgen de Copacabana de Santuario – Folleto 2022

Iglesia de Santuario en Cochinoca (veromendo, 2021).

Hace un tiempo, cuando descubrí que la ilustración de tapa de la primera edición del libro «La fiesta de la Candelaria. Quebrada de Humahuaca y Puna» de Josefa Santander, había sido realizada por mi madre me abalancé a comprarlo y a disfrutar de su lectura. Esto fue motivo de una entrada previa en este Blog. (1) El libro ofrece una interesante investigación conducida hacia el año 1962, que tuvo como eje central a las festividades relacionadas con la Virgen de la Candelaria en Jujuy. (2) Uno de sus capítulos está dedicado a la celebración de la Virgen de Copacabana, advocación de la Candelaria, en la localidad de Santuario. (1, 2) Además, otra información ofrecida por el libro resultó reveladora por cuanto me permitió confirmar algunos datos de la biografía de mi padre, Jorge A. Mendoza. (3)

Santuario es el nombre de un paraje cercano a la ciudad de Abra Pampa, hacia el norte, en el departamento jujeño de Cochinoca. No aparecen referencias sobre él en la web y la búsqueda de información acerca de esta localidad nos conduce a «Santuario de Tres Pozos«, un lugar diferente ubicado al Oeste de Cochinoca, cerca del límite con el departamento de Susques y con la provincia de Salta. Afortunadamente, Santander ofrece en su libro un mapa que resulta muy ilustrativo y permite ubicar unívocamente el lugar. (1, 2)

En el libro se señala la presencia de una escuela en Santuario y, aunque en ese entonces ya se lo describía como un despoblado, seguramente agrupaba a niños y niñas de varias leguas a la redonda para su educación. En la actualidad, la Escuela Nacional Nº 18 no figura en la nómina de escuelas de Jujuy, siendo posible que con el correr de los años haya sido cerrada por falta de matrícula. Esta referencia me posibilitó confirmar que esa fue la humilde escuela donde mi padre realizó sus estudios primarios (en su biografía aparecía dicho establecimiento pero no había sido posible para mí ubicar el sitio exacto donde se emplazaba). En otra parte del texto, se destaca la participación de Nicolasa Nelson de Mendoza –mi abuela–, como promesante de la Virgen de Copacabana en Santuario por razones de salud. Así, pude conocer que mi familia paterna había estado muy relacionada con este casi desconocido lugar en Jujuy.

Asimismo, el libro deja testimonio de los nombres de los habitantes antiguos del lugar pues detalla quiénes tomaban parte en las celebraciones. Entre ellos se mencionan a don Pacífico Gaspar y a su esposa, doña Elena Lamas, hija de don Juan de Dios Lamas, oriundo de Santuario. Se hace referencia también a don Laureano Abánquien fuera «esclavo» (*) de la Virgen de Copacabana en Santuario, a doña Petrona Laime, natural de Abra Pampa, la sra. Filomena Zerpa de Ciares, oriunda del lugar y cuyos antepasados fueron dueños de las tierras en donde se erigieron la iglesia y la escuela, además de otras familias recordadas como «muy devotas» de la Virgen como eran los Vilte, los Ontiveros, los Estopiñán de Rinconada. De esta manera, se recupera una parte de la historia del lugar a través de la identidad de las familias y pobladores locales. (2)

La Puna y la Quebrada, historias entrelazadas…

Con Zoilo Gaspar, Andrea Garnica, Rosaura Líquín y Patricia Cruz en el Acto de Chucalezna (dic. 2021)

En diciembre de 2021 viajé a Jujuy para asistir al acto de imposición del nombre de la Escuela Nº 332 de Chucalezna como «Los Niños Pintores de Chucalezna». (4) Gracias a dicha ceremonia pude conocer y abrazar a muchos de aquellos niños y niñas pintores, alumnos de mi padre en el taller extracurricular de arte que funcionara entre 1959 y 1973 en la localidad de Chucalezna, en plena Quebrada de Humahuaca. (5) Entre ellos, Zoilo Gaspar y Rosaura Liquín se apresuraron a contarme sus historias de niñez. Ambos habían nacido en Abra Pampa y ambos habían sido enviados, siendo aún muy pequeños, para educarse, para «criarse«, con mi abuela Nicolasa en Chucalezna. Las familias de los dos niños habían creado lazos estrechos con mis abuelos en la época en que trabajaban en Abra Pampa: mi abuela ejerciendo la docencia en escuelas nacionales de Puerta Potrero y de Puesto del Marqués, y mi abuelo –Fernando Mendoza–, precisamente en Santuario. Cabe aclarar que recién en 1958, llegó Nicolasa a Chucalezna, para ejercer como directora en la escuela de ese lugar. Pero volviendo a 2021, Zoilo Gaspar me confirmó que mi padre supo cursar los estudios primarios en la escuelita de Santuario mientras que mi abuelo ejercía como maestro y director en el mismo establecimiento. En 1962, cuando Santander llevó adelante su investigación, mi abuelo ya no estaba en funciones allí y la escuela se encontraba a cargo de una directora cuyo nombre no es mencionado.

Por su parte Zoilo, que devino «Niño Pintor» en su pasaje por Chucalezna y por su escuela-taller, resultó ser nada menos que uno de los hijos de Pacífico Gaspar y de Elena Lamas, los históricos pobladores mencionados en el libro! Zoilo me relató que don Pacífico había destacado en Abra Pampa y en Santuario por ser un importante ganadero de la zona y, además, un «pasante» de la imagen de Santiago que pertenecía a su familia. Los Gaspar residían en «la banda» de Abra Pampa donde la imagen tenía su propio oratorio. Cada 24 y 25 de julio, en ocasión de su festividad, era llevada a la localidad de Santuario para para ser «pasada«, es decir, para salir en pequeña procesión y formar parte de una misa especial. Tambien tomaba parte en los honores a la Virgen de la Candelaria. (2, 6)

Estas historias resultaron tan movilizantes que casi 60 años después de las celebraciones estudiadas por Santander y a casi 80 años de que transitaran por ahí mi padre y mi abuelo, la profe Faltracco, la «Niña Pintora» Rosaura Liquín y yo, nos reunimos en Abra Pampa para remontar caminos apenas marcados e ir hacia Santuario, tras los pasos paternos.

Laguna de Runtuyoc y, a lo lejos, las montañas de Puerta Potrero (veromendo, 2021)

El camino de Santuario.

Desde Abra Pampa, por ruta nacional Nº 9, transitamos hacia el norte y, a la altura de la laguna de Runtuyoc, localizamos una pequeña huella que salía hacia el Oeste, que tomamos con ciertas dudas pues enseguida aparecía una tranquera. La presencia de la cordial Rosaura logró que una a una, todas las tranqueras a lo largo del camino se nos fueran abriendo luego de alguna pequeña explicación a los vecinos presentes en cada lugar. En un momento dado, el camino viró abruptamente hacia el Sur y empezó a tornarse más arenoso. Al detenernos para evaluar su estado, Rosaura aprovechó para mostrarnos que a esa misma latitud en la zona montañosa que se veía hacia el Este, era donde se encontraba el paraje Puerta Potrero, donde entre 1937 y 1946 había ejercido la docencia mi abuela Nicolasa. En aquellos tiempos, en ese otro desolado lugar el estado también se había encargado de que una escuela, la Nacional Nº 66, estuviera presente.

En ese momento vino a mi mente la historia que mis abuelos me contaban, que «cuando ambos eran muy jóvenes, casi recién recibidos, ejercían su profesión en escuelas que se encontraban ubicadas en ‘montañas enfrentadas’ –ellos decían así–. Entonces, en las horas en que el sol formaba un ángulo favorable, se mandaban mensajes ‘espejeando’, es decir, reflejando la luz solar con un espejo«. Así que casi con seguridad estábamos en el escenario real de ese simpático relato! (7) La historia familiar se seguía devanando…

Continuamos por la huella, traspasando tranqueras o badenes cargados de agua de la lluvia de la noche anterior hasta que en un momento, allá a lo lejos, al oeste, comenzó a divisarse un cuadradito blanco. Al acercarnos poco a poco, la figura de una iglesita como un terrón de azúcar, comenzó a revelarse enclavada en el medio de esa pampa de altura. El camino prosiguió y finalmente cuando estábamos a escasos 100 m de nuestro destino, un impresionante cañadón arenoso se abrió ante el vehículo. En ese momento la ilusión de llegar a la iglesia se desvaneció pues resultaba difícil saber si íbamos a encontrar un paso para atravesarlo pero, a poco de andar en paralelo a la cañada, apareció el cruce y el lecho estaba firme y transitable. A pocos metros de allí, nos esperaba el corazón de Santuario donde residen su iglesia y su escuela.

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La iglesia de Santuario y su torre con campanario (veromendo, 2021)

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Según un folleto de la Fiesta Patronal en Honor a la Virgen de Copacabana de Santuario, la iglesia cumplió sus 150 años en 2022, indicando que habría sido erigida en 1872. Por su parte, el trabajo de Santander tomó como referencia a la Historia Eclesiástica de Jujuy del canónigo Miguel Ángel Vergara, según la cual los primeros datos sobre de las capillas existentes en la jurisdicción de Cochinoca fueron suministrados por el sacerdote Domingo Filgueiras, en 1915. Así, entre las antiguas capillas ya se mencionaba a la de Santuario, y a su patrona, la Virgen de Copacabana. Por ende, hacia 1915 la capilla ya estaba erigida y consagrada a dicha imagen. El libro de Santander también documenta que don Laureano Abán habría adquirido la imagen en la mismísima ciudad de Copacabana, en Bolivia, desde donde la habría traído hasta Santuario para consagrarse como su primer «esclavo«. Muchos años después, la familia Abán dejó de habitar en la zona, quedando aún menos vecinos para encargarse de su celebración y del cuidado de la capilla. Hacia 1915 se le hizo un mantenimiento y se le cambió el techo. Ese arreglo estuvo a cargo del padre de la ya mencionada vecina Filomena Zerpa. (2)

La iglesia de Santuario consta de una sola nave de aproximadamente 15 m, construida en adobe revocado y blanqueado. Hacia 1962, el techo a dos aguas era de caña y torteado y estaba sostenido por vigas de cardón. (2) Actualmente, la iglesia se encuentra bien mantenida y los techos son de chapa.

Campanario de Santuario en Cochinoca (veromendo, 2021)

El campanario se encuentra emplazado en la parte superior de una torre de adobe erigida aproximadamente a 1 m del cuerpo principal. En nuestra visita pudimos acceder al estrecho recinto. Asimismo, en las inmediaciones se encuentran algunas paredes, también de adobe, que resisten estoicamente el paso del tiempo y un cementerio con lápidas de peculiares diseños, que se perciben también muy antiguas. Al frente, la presencia de dos bellos árboles brinda la sensación de estar en un pequeño oasis.

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No pudimos ingresar para conocer el interior de la iglesia pues, según nos informamos después, la llave es resguardada por una vecina de Abra Pampa y hay que coordinar la visita. Por ello, tuvimos que conformarnos con la pormenorizada descripción que realiza Santander en su libro, esperando poder conocer algún día a la pequeña imagen de la Virgen de Copacabana. Finalmente, y también según la publicación, la celebración a la Virgen de Copacabana tiene lugar el 5 de agosto en coincidencia con una de las fechas en las que se la celebra en Bolivia. Por su parte, la imagen de Santiago perteneciente a la familia Gaspar, se continúa celebrando los días 24 y 25 de julio y su «pasante» hasta hace algún tiempo fue Justo Gaspar, hermano de Zoilo, quien heredó la tradición. (6)

La Escuela Nacional Nº 18, o sus ruinas.

Unos metros más allá, se encuentran dos edificaciones en estado de completo abandono. La más antigua, casi derruída y la más nueva, con sus ventanas tapiadas, su tanque de agua roto son la prueba de una lejana presencia de la educación nacional y pública. Sin embargo, a la vez indican que nuestro interior va quedando deshabitado; los jóvenes migran hacia las ciudades para estudiar o trabajar y luego ya no regresan al terruño. Al acercarnos al edificio más viejo, tras una antiquísima puerta de madera descubrimos una habitación en donde el techo, parcialmente desaparecido, permite el ingreso de la luz para descubrir tesoros que apenas se mantienen en pie. Aún se conservan los antiguos bancos escolares y se aprecia en un rincón, el espacio del rescoldo. Habíamos llegado al sitio donde mi padre había transcurrido su infancia y probablemente había hecho uso de esos mismísimos mobiliarios.

El edificio «nuevo» de la Escuela Nacional Nº 18 de Santuario (veromendo, 2021)

Regreso al presente

Volviendo hacia Abra Pampa hicimos un alto en la finca de don Gustavo Cruz, vecino de la zona, hijo de doña Francisca Ciares y nieto del reconocido escritor don Domingo Zerpa. Nos quedamos charlando un rato con él, que es dueño de un Clío 1.2 con el cual recorre los caminos de Cochinoca. Nos contó que antiguamente en esa zona hacían el engorde las llamas para luego reunirlas al estilo de un «rodeo«, con el fin de venderlas. También nos confirmó que la campana grande de la iglesia había sido soldada y que ahora suena diferente pero que la pequeña suena lindo y que la llave de la iglesia la guardaría doña Timotea, a quien tendríamos que buscar la próxima vez.

Pequeños oasis en Santuario (veromendo, 2021)

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Biodiversidad, siempre biodiversidad…

La Puna, aun con los fuertes vientos que la caracterizan y el frío por la altitud, es un reservóreo de biodiversidad a cada paso, contrariamente a lo que un citadino puede imaginarse. Los antiguos edificios se derruyen, pero mientras haya agua la flora se adapta y fructifica y los animales se reproducen. Este delicado equilibrio tambalea de la mano del cambio climático y de las actividades extractivistas del humano, con períodos cada vez más largos de sequía en la región .

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Conocer estos lugares nos permitirá amarlos y defenderlos. Conocer sus historias, que son parte de nuestras historias, nos posibilitará honrarlas y difundirlas.

© veromendo

Folleto de la Fiesta Patronal de la Virgen de Copacabana de Santuario gentilmente acercado por don Zoilo Gaspar (2022)

Agradecimientos

Con Rosaura Liquín en Santuario (veromendo, 2021)
  • A la profe Faltracco, siempre abierta a conocer nuevos caminos de la Puna.
  • A la lic. Santander, sin su libro no habría podido completar la historia de mi padre.
  • A don Zoilo Gaspar y doña Rosaura Liquín, por su afecto, su amistad y por compartir conmigo sus historias.

Referencias

Celebración de la Virgen de Copacabana de Santuario en la puna de Jujuy.

Hace poco, recorriendo una plataforma on-line de compra y venta de diferentes artículos, di con una publicación que desconocía pero cuya ilustración de tapa me resultó familiar de inmediato. Reconocí el característico estilo de las ilustraciones realizadas por Bertolotto, aunque los inusuales tonos rosado y celeste me despistaron un poco. Luego recordé que había visto una imagen similar, en una libreta de bocetos de mi madre. Sin dudarlo adquirí el libro. Recibí la publicación no sin cierta emoción. Primero, pude confirmar que la ilustración de tapa efectivamente había estado a cargo de mi madre Bertolotto. Luego, al darle una rápida hojeada, me encontré con que se trataba de un interesantísimo trabajo de investigación de la licenciada Josefa Santander sobre las festividades relacionadas con la Virgen de la Candelaria en Jujuy. Finalmente, al abrir el libro en una página al azar, lo primero en emerger fue el nombre de mi abuela paterna, Nicolasa Nelson de Mendoza. En el texto, doña Nico aparecía como una promesante de la Virgen de Copacabana en Santuario, localidad cercana a la ciudad de Abra Pampa, en una celebración realizada hacia el año 1962. Gracias a esta información pude confirmar algunos eventos de la biografía de mi padre. El libro describe la presencia de una escuela la entonces llamada Nacional Nº 18, en ese desolado paraje. Es posible que luego haya sido cerrada por falta de matrícula pues no figura en la nómina actual de escuelas de Jujuy, pero seguramente se trataría de la antigua escuela donde mi padre realizó sus estudios primarios y donde mi abuelo, Fernando Mendoza, ejerció la docencia como director. En este punto, cabe aclarar, que las búsquedas en la web siempre conducen a Santuario de Tres Pozos, una localidad diferente, ubicada cerca del límite con el departamento de Susques. Para despejar dudas, resultó muy ilustrativo el mapa que Santander ofrece en el libro, donde marca la ubicación precisa del lugar.

Pero más allá de todo esto, la verdadera sorpresa fue encontrar casualmente reunidas en la misma publicación, a mi madre y a mi abuela, dos mujeres muchas veces enfrentadas por causa de sus fuertes personalidades y diferentes criterios en la vida. Lo que en un principio interpreté como un pequeño milagro en pandemia (encontrarme con el libro), más tarde lo interpreté como un milagro más de la Virgen de la Candelaria de Copacabana de Santuario.

A pocos días del inicio de la Semana Santa, cuando en Jujuy se realizan las tradicionales celebraciones en honor a la advocación de Copacabana de la Virgen de la Candelaria de Punta Corral y del Abra de Punta Corral, en la Quebrada de Humahuaca, me pareció oportuno compartir un pequeño tramo del libro de Santander, en el que la investigadora documenta la celebración de la Virgen de Copacabana de Santuario (Cochinoca), en la que toma parte mi abuela Nicolasa. Si bien, la festividad descripta no tuvo lugar durante la Semana Santa sino durante el mes de agosto de 1962, resulta una celebración por demás interesante, de la que posiblemente sólo quede este testimonio.

veromendo, enero/2021).

He descubierto con alegría que en 2019 esta obra se ha reeditado a través de la Editorial De Los Cuatro Vientos. es por ello que he decidido extractar parte de su texto y no reproducirlo en su totalidad, para quien esté interesado tenga oportunidad de adquirir tan valiosa obra.

veromendo, abril/2023).

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«La Fiesta de la Candelaria. Quebrada y Puna

Josefa L. Santander, 1970.
Santuario de la Virgen de Copacabana en paraje Santuario, en Cochinoca (J. Santander, 1970)
Iglesia de la Virgen de Copacabana en paraje Santuario, Cochinoca (veromendo, 2022)

En un lugar llamado Santuario, a unos 15 km de Abra Pampa se ha erigido hace mucho tiempo, en fecha que los más antiguos vecinos no pueden precisar, una iglesia en honor a la Virgen de Copacabana[1]. La iglesia se levanta en un despoblado lugar de la Puna y en donde se observan cuatro viviendas totalmente deshabitadas y, un poco más lejos, una modesta escuela —la Escuela Nacional Nº 18— cuya directora guarda la llave de la iglesia.

Precisamente el lugar recibe ese nombre por la presencia del santuario que tuvo gran influencia en toda la comarca mientras hubo un esclavo encargado del culto y, por consiguiente, de las fiestas en honor a la Virgen. El culto en torno a este santuario, que se calcula fue erigido hace más de cien años, ha perdido el esplendor que tuvo en épocas pasadas. Esta modificación se debe a los cambios de residencia de los vecinos y a la redistribución de la población que fue emigrando a lugares con otras posibilidades económicas. El censo levantado en 1778 donde figuran los pagos de Candelaria, Enquera, Caraguasi, Abra de Queta, etc. dio 2249 habitantes

Mapa de lugares de celebración a la Virgen de la Candelaria en Quebrada y Puna. Se remarcó la ubicación del paraje Santuario en Cochinoca (Santander, J. 1970)

Para intentar datar la antigüedad de este edificio se recurre a Vergara que, en su «Historia Eclesiástica de Jujuy»[2], informa sobre los primeros datos fehacientes que se poseen sobre la existencia de capillas en la región y dice: «El sacerdote Dgo. Filgueiras, nombrado en 1891, suministró datos en 1915 sobre la jurisdicción de Cochinoca. Los anejos que tenían capilla a donde iba el cura anualmente eran: Casavindo (sic), Patrona La Asunción; Tablada, Patrona la Purísima Concepción; Puesto del Marqués, Patrona la Virgen de Copacabana y Santuario, la misma patrona».

Actualmente (1962), la iglesia de Santuario consta de una sola nave, una especie de galpón alargado de 15 m de ancho, construido con adobes, revocado y blanqueado. El techo, a dos aguas, es de caña, paja y torta, y está sostenido por vigas de cardón. Separado de este cuerpo al frente y a la izquierda se eleva la torre, con campanario de plata cuadrangular. Alrededor hay un viejo cementerio como símbolo, de antigua data. El altar del santuario no tiene ninguna imagen que se destaque en el conjunto pues todos son nichos ocupados por urnas que contienen los santos más celebrados en la zona. En el nicho del centro se encuentra la imagen de Nuestra Señora de Copacabana, que es pequeñísima: tiene 17 cm de altura y está guardada, también, en una urna rodeada de flores, estampas, cuentas de colores, restos de velas, en fin, ofrendas con las mismas características que ofrecen las imágenes de los oratorios par­ticulares.

Delante del altar a la derecha, apoyada sobre una mesa está la urna que con­tiene a Santiago, cuyas fiestas y vísperas se celebran los días 24 y 25 de julio, este año sin asistencia de sacerdote «pero con todo respeto», fue la expresión de la Sra. Directora de la Escuela. Hubo «adoración con los cuartos», pequeña procesión, rezo del rosario por el dueño del santo, bombas y tiros con camareta y una comida por la tarde. La imagen pertenece a D. Pacífico Gaspar, que vive en la banda de Abra Pampa y tiene allí su oratorio. La saca en ocasión de su festividad para pasarle la fiesta en Santuario.

[…]

Doña Petrona Laime, con 70 años, natural de Abra Pampa me informó que D. Laureano Abán fue el esclavo de la Virgen de Copacabana en Santuario y que «Él ha formao, esa iglesia. Ahí me he oleao, yo. Don Laureano fue mi padrino. Nací el 1º de agosto y me bautizaron el 5, día de la Virgen. Dicen que Don Laureano la ha traído de Copacabana, la ha cambiao allí”. La expresión cambiar se utiliza en esta área siempre que se trata de la adquisición de una imagen (compra-venta) .

Para obtener más datos me indicaron ver a la Sra. Filomena Zerpa de Ciares, oriunda del lugar, cuyos antepasados fueron dueños de las tierras donde está la iglesia y la escuela. Doña Filomena tiene su casa muy próxima a la ruta que va hasta La Quiaca y al camino que conduce hasta Santuario. Es de las mujeres típicas del lugar, tiene unos 65 años, es muy trabajadora y manifiesta gran entusiasmo por mejorar la tierra y progresar a tal punto que en su finca ha instalado un molino para extraer agua, único en la zona; con él logró regar una parcela y cosechar diez bolsas de papas. Además sus tropas de ovejas son Ramboulliet. Ella se siente orgullosa de dirigir todas las tareas de campo secundada por una muchacha de su familia y en algunas ocasiones por su hijo Próspero, que es maestro en Tambillos. Doña Filomena nos recibe en su modesta vivienda; nos sentamos al sol. Por ser invierno está cocinando en una cocina a cielo abierto, de planta circular, cuyas paredes de ramas de tola apiladas se levantan tan solo un metro. Esta señora se lamenta de que muchos de los antiguos vecinos hayan dejado el lugar. Nombra a los Vilte, Ontineros, Estopiñán de Rinconada, que eran grandes devotos de la Virgen de Copacabana de Santuario y venían siempre a celebrar su fiesta. No sabe con exactitud desde cuando se venera la Virgen de Copacabana en este lugar, pero manifiesta que fue traída del Titicaca. «Hace mucho tiempo —dice Doña Filomena— tenía un esclavo de la familia Abán. Después ellos se fueron y se abandonó todo. Ahora han quedado unos pocos vecinos para hacer su fiesta. Cuando yo tenía 18 años —prosigue— ya se le hizo a la iglesia un segundo arreglo y se le cambió el techo. Ese arreglo lo hizo mi padre. Antes (la iglesia) era más chica». Según ella, la fiesta es el 5 de agosto porque la Virgen fue traída para esa fecha. En realidad coincide o, mejor dicho, es una de las fechas en que se celebra a la Virgen de Copacabana en Bolivia.

La celebración del año 1962 ha consistido en la visita del párroco de Abra Pampa los días 4 y 5 (de agosto. N. de edición). El día sábado, la misa la pasó Doña Nicolasa Nelson de Mendoza, vecina de Abra Pampa, promesada por enfermedad. Después de la misa, se sacó la Virgen en procesión encabezada por el sacerdote. La procesión se realizó en torno a la plazoleta cercada que está frente a la iglesia. Durante la procesión se rezó, se tocó el bombo, corneta, se hicieron disparos de bombas y camaretas. La corneta, el bombo, el mortero y la camareta se guardan en la iglesia. La procesión suele detenerse frente a las tumbas. Después, la «dueña de la Misa» invitó a comer a todos los que la acompa­ñaron.[3] Es común que las comidas se preparen en el lugar pues los días de fiesta son los únicos días del año en que se ocupan las tres o cuatro viviendas que hay dispersas en torno a la iglesia. En general las familias pasan la tarde allí y son pocos los que pernoctan. La mayoría de las personas, no más de 50, regresan a descansar a sus viviendas y retornan el domingo. (En años anteriores se realizaba la adoración en los cuartos).

El domingo, día especial de la Virgen, se celebra una «Misa de derrame«, es decir una misa para la cual con anticipación se ha hecho una colecta entre los vecinos. De esta forma todos contribuyen al ofrecimiento de la misa y en la reali­zación de la fiesta. En estas circunstancias se efectúan bautismos, comuniones y casamientos. Terminada la misa se realiza una procesión semejante a la del sábado y los vecinos vuelven a reunirse para comer y beber al aire libre junto a las viviendas. El plato característico es el asado acompañado con papas hervidas, mote y pi­cante. Se toma chicha, cerveza, té o yerbeao con alcohol. A media tarde regresan a pie, transportando los avíos en alguna mula y, los menos, en precarios vehículos.


[1] Una de las advocaciones de la Virgen de la Candelaria.

[2] Vergara, Miguel Ángel. Estudios sobre la historia eclesiástica de Jujuy. Universidad Nacional de Tucumán. Tucumán, 1942.

[3] Cuajada y baile. Así llaman los convites familiares con motive de solemnizar las grandes festividades, que ten en uso estuvieron en los siglos XVII y XVIII en Madrid. Las familias las viviendas por las que la procesión pasaba por delante, convidaban a los amigos a verla y les obsequiaban con platos de leche, cuajada y miel, al que continuaban alegres y animados bailes. Capmany, Aurelio. El baile y la danza. Folklore y costumbres de España. F. Carreras y Candi, 2º Ed., Barcelona, 1934, p.179.

Bibliografía y otras referencias

Sobre Ofelia Bertolotto