Descubriendo Santuario, en la puna jujeña.

«En el lugar llamado SANTUARlO, unos 15 km al norte de la ciudad de Abra Pampa, se ha erigido en tiempo inmemorial, en fechas que ni los más antiguos vecinos pueden precisar, una iglesia en honor a la Virgen de Copacabana. La iglesia se erigió en un despoblado de la Puna, en donde se observaban cuatro viviendas totalmente deshabitadas y un poco más lejos una modesta escuela, cuya dirección guardaba la llave de la iglesia.«

Fiesta Patronal Virgen de Copacabana de Santuario – Folleto 2022

Iglesia de Santuario en Cochinoca (veromendo, 2021).

Hace un tiempo, cuando descubrí que la ilustración de tapa de la primera edición del libro «La fiesta de la Candelaria. Quebrada de Humahuaca y Puna» de Josefa Santander, había sido realizada por mi madre me abalancé a comprarlo y a disfrutar de su lectura. Esto fue motivo de una entrada previa en este Blog. (1) El libro ofrece una interesante investigación conducida hacia el año 1962, que tuvo como eje central a las festividades relacionadas con la Virgen de la Candelaria en Jujuy. (2) Uno de sus capítulos está dedicado a la celebración de la Virgen de Copacabana, advocación de la Candelaria, en la localidad de Santuario. (1, 2) Además, otra información ofrecida por el libro resultó reveladora por cuanto me permitió confirmar algunos datos de la biografía de mi padre, Jorge A. Mendoza. (3)

Santuario es el nombre de un paraje cercano a la ciudad de Abra Pampa, hacia el norte, en el departamento jujeño de Cochinoca. No aparecen referencias sobre él en la web y la búsqueda de información acerca de esta localidad nos conduce a «Santuario de Tres Pozos«, un lugar diferente ubicado al Oeste de Cochinoca, cerca del límite con el departamento de Susques y con la provincia de Salta. Afortunadamente, Santander ofrece en su libro un mapa que resulta muy ilustrativo y permite ubicar unívocamente el lugar. (1, 2)

En el libro se señala la presencia de una escuela en Santuario y, aunque en ese entonces ya se lo describía como un despoblado, seguramente agrupaba a niños y niñas de varias leguas a la redonda para su educación. En la actualidad, la Escuela Nacional Nº 18 no figura en la nómina de escuelas de Jujuy, siendo posible que con el correr de los años haya sido cerrada por falta de matrícula. Esta referencia me posibilitó confirmar que esa fue la humilde escuela donde mi padre realizó sus estudios primarios (en su biografía aparecía dicho establecimiento pero no había sido posible para mí ubicar el sitio exacto donde se emplazaba). En otra parte del texto, se destaca la participación de Nicolasa Nelson de Mendoza –mi abuela–, como promesante de la Virgen de Copacabana en Santuario por razones de salud. Así, pude conocer que mi familia paterna había estado muy relacionada con este casi desconocido lugar en Jujuy.

Asimismo, el libro deja testimonio de los nombres de los habitantes antiguos del lugar pues detalla quiénes tomaban parte en las celebraciones. Entre ellos se mencionan a don Pacífico Gaspar y a su esposa, doña Elena Lamas, hija de don Juan de Dios Lamas, oriundo de Santuario. Se hace referencia también a don Laureano Abánquien fuera «esclavo» (*) de la Virgen de Copacabana en Santuario, a doña Petrona Laime, natural de Abra Pampa, la sra. Filomena Zerpa de Ciares, oriunda del lugar y cuyos antepasados fueron dueños de las tierras en donde se erigieron la iglesia y la escuela, además de otras familias recordadas como «muy devotas» de la Virgen como eran los Vilte, los Ontiveros, los Estopiñán de Rinconada. De esta manera, se recupera una parte de la historia del lugar a través de la identidad de las familias y pobladores locales. (2)

La Puna y la Quebrada, historias entrelazadas…

Con Zoilo Gaspar, Andrea Garnica, Rosaura Líquín y Patricia Cruz en el Acto de Chucalezna (dic. 2021)

En diciembre de 2021 viajé a Jujuy para asistir al acto de imposición del nombre de la Escuela Nº 332 de Chucalezna como «Los Niños Pintores de Chucalezna». (4) Gracias a dicha ceremonia pude conocer y abrazar a muchos de aquellos niños y niñas pintores, alumnos de mi padre en el taller extracurricular de arte que funcionara entre 1959 y 1973 en la localidad de Chucalezna, en plena Quebrada de Humahuaca. (5) Entre ellos, Zoilo Gaspar y Rosaura Liquín se apresuraron a contarme sus historias de niñez. Ambos habían nacido en Abra Pampa y ambos habían sido enviados, siendo aún muy pequeños, para educarse, para «criarse«, con mi abuela Nicolasa en Chucalezna. Las familias de los dos niños habían creado lazos estrechos con mis abuelos en la época en que trabajaban en Abra Pampa: mi abuela ejerciendo la docencia en escuelas nacionales de Puerta Potrero y de Puesto del Marqués, y mi abuelo –Fernando Mendoza–, precisamente en Santuario. Cabe aclarar que recién en 1958, llegó Nicolasa a Chucalezna, para ejercer como directora en la escuela de ese lugar. Pero volviendo a 2021, Zoilo Gaspar me confirmó que mi padre supo cursar los estudios primarios en la escuelita de Santuario mientras que mi abuelo ejercía como maestro y director en el mismo establecimiento. En 1962, cuando Santander llevó adelante su investigación, mi abuelo ya no estaba en funciones allí y la escuela se encontraba a cargo de una directora cuyo nombre no es mencionado.

Por su parte Zoilo, que devino «Niño Pintor» en su pasaje por Chucalezna y por su escuela-taller, resultó ser nada menos que uno de los hijos de Pacífico Gaspar y de Elena Lamas, los históricos pobladores mencionados en el libro! Zoilo me relató que don Pacífico había destacado en Abra Pampa y en Santuario por ser un importante ganadero de la zona y, además, un «pasante» de la imagen de Santiago que pertenecía a su familia. Los Gaspar residían en «la banda» de Abra Pampa donde la imagen tenía su propio oratorio. Cada 24 y 25 de julio, en ocasión de su festividad, era llevada a la localidad de Santuario para para ser «pasada«, es decir, para salir en pequeña procesión y formar parte de una misa especial. Tambien tomaba parte en los honores a la Virgen de la Candelaria. (2, 6)

Estas historias resultaron tan movilizantes que casi 60 años después de las celebraciones estudiadas por Santander y a casi 80 años de que transitaran por ahí mi padre y mi abuelo, la profe Faltracco, la «Niña Pintora» Rosaura Liquín y yo, nos reunimos en Abra Pampa para remontar caminos apenas marcados e ir hacia Santuario, tras los pasos paternos.

Laguna de Runtuyoc y, a lo lejos, las montañas de Puerta Potrero (veromendo, 2021)

El camino de Santuario.

Desde Abra Pampa, por ruta nacional Nº 9, transitamos hacia el norte y, a la altura de la laguna de Runtuyoc, localizamos una pequeña huella que salía hacia el Oeste, que tomamos con ciertas dudas pues enseguida aparecía una tranquera. La presencia de la cordial Rosaura logró que una a una, todas las tranqueras a lo largo del camino se nos fueran abriendo luego de alguna pequeña explicación a los vecinos presentes en cada lugar. En un momento dado, el camino viró abruptamente hacia el Sur y empezó a tornarse más arenoso. Al detenernos para evaluar su estado, Rosaura aprovechó para mostrarnos que a esa misma latitud en la zona montañosa que se veía hacia el Este, era donde se encontraba el paraje Puerta Potrero, donde entre 1937 y 1946 había ejercido la docencia mi abuela Nicolasa. En aquellos tiempos, en ese otro desolado lugar el estado también se había encargado de que una escuela, la Nacional Nº 66, estuviera presente.

En ese momento vino a mi mente la historia que mis abuelos me contaban, que «cuando ambos eran muy jóvenes, casi recién recibidos, ejercían su profesión en escuelas que se encontraban ubicadas en ‘montañas enfrentadas’ –ellos decían así–. Entonces, en las horas en que el sol formaba un ángulo favorable, se mandaban mensajes ‘espejeando’, es decir, reflejando la luz solar con un espejo«. Así que casi con seguridad estábamos en el escenario real de ese simpático relato! (7) La historia familiar se seguía devanando…

Continuamos por la huella, traspasando tranqueras o badenes cargados de agua de la lluvia de la noche anterior hasta que en un momento, allá a lo lejos, al oeste, comenzó a divisarse un cuadradito blanco. Al acercarnos poco a poco, la figura de una iglesita como un terrón de azúcar, comenzó a revelarse enclavada en el medio de esa pampa de altura. El camino prosiguió y finalmente cuando estábamos a escasos 100 m de nuestro destino, un impresionante cañadón arenoso se abrió ante el vehículo. En ese momento la ilusión de llegar a la iglesia se desvaneció pues resultaba difícil saber si íbamos a encontrar un paso para atravesarlo pero, a poco de andar en paralelo a la cañada, apareció el cruce y el lecho estaba firme y transitable. A pocos metros de allí, nos esperaba el corazón de Santuario donde residen su iglesia y su escuela.

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La iglesia de Santuario y su torre con campanario (veromendo, 2021)

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Según un folleto de la Fiesta Patronal en Honor a la Virgen de Copacabana de Santuario, la iglesia cumplió sus 150 años en 2022, indicando que habría sido erigida en 1872. Por su parte, el trabajo de Santander tomó como referencia a la Historia Eclesiástica de Jujuy del canónigo Miguel Ángel Vergara, según la cual los primeros datos sobre de las capillas existentes en la jurisdicción de Cochinoca fueron suministrados por el sacerdote Domingo Filgueiras, en 1915. Así, entre las antiguas capillas ya se mencionaba a la de Santuario, y a su patrona, la Virgen de Copacabana. Por ende, hacia 1915 la capilla ya estaba erigida y consagrada a dicha imagen. El libro de Santander también documenta que don Laureano Abán habría adquirido la imagen en la mismísima ciudad de Copacabana, en Bolivia, desde donde la habría traído hasta Santuario para consagrarse como su primer «esclavo«. Muchos años después, la familia Abán dejó de habitar en la zona, quedando aún menos vecinos para encargarse de su celebración y del cuidado de la capilla. Hacia 1915 se le hizo un mantenimiento y se le cambió el techo. Ese arreglo estuvo a cargo del padre de la ya mencionada vecina Filomena Zerpa. (2)

La iglesia de Santuario consta de una sola nave de aproximadamente 15 m, construida en adobe revocado y blanqueado. Hacia 1962, el techo a dos aguas era de caña y torteado y estaba sostenido por vigas de cardón. (2) Actualmente, la iglesia se encuentra bien mantenida y los techos son de chapa.

Campanario de Santuario en Cochinoca (veromendo, 2021)

El campanario se encuentra emplazado en la parte superior de una torre de adobe erigida aproximadamente a 1 m del cuerpo principal. En nuestra visita pudimos acceder al estrecho recinto. Asimismo, en las inmediaciones se encuentran algunas paredes, también de adobe, que resisten estoicamente el paso del tiempo y un cementerio con lápidas de peculiares diseños, que se perciben también muy antiguas. Al frente, la presencia de dos bellos árboles brinda la sensación de estar en un pequeño oasis.

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No pudimos ingresar para conocer el interior de la iglesia pues, según nos informamos después, la llave es resguardada por una vecina de Abra Pampa y hay que coordinar la visita. Por ello, tuvimos que conformarnos con la pormenorizada descripción que realiza Santander en su libro, esperando poder conocer algún día a la pequeña imagen de la Virgen de Copacabana. Finalmente, y también según la publicación, la celebración a la Virgen de Copacabana tiene lugar el 5 de agosto en coincidencia con una de las fechas en las que se la celebra en Bolivia. Por su parte, la imagen de Santiago perteneciente a la familia Gaspar, se continúa celebrando los días 24 y 25 de julio y su «pasante» hasta hace algún tiempo fue Justo Gaspar, hermano de Zoilo, quien heredó la tradición. (6)

La Escuela Nacional Nº 18, o sus ruinas.

Unos metros más allá, se encuentran dos edificaciones en estado de completo abandono. La más antigua, casi derruída y la más nueva, con sus ventanas tapiadas, su tanque de agua roto son la prueba de una lejana presencia de la educación nacional y pública. Sin embargo, a la vez indican que nuestro interior va quedando deshabitado; los jóvenes migran hacia las ciudades para estudiar o trabajar y luego ya no regresan al terruño. Al acercarnos al edificio más viejo, tras una antiquísima puerta de madera descubrimos una habitación en donde el techo, parcialmente desaparecido, permite el ingreso de la luz para descubrir tesoros que apenas se mantienen en pie. Aún se conservan los antiguos bancos escolares y se aprecia en un rincón, el espacio del rescoldo. Habíamos llegado al sitio donde mi padre había transcurrido su infancia y probablemente había hecho uso de esos mismísimos mobiliarios.

El edificio «nuevo» de la Escuela Nacional Nº 18 de Santuario (veromendo, 2021)

Regreso al presente

Volviendo hacia Abra Pampa hicimos un alto en la finca de don Gustavo Cruz, vecino de la zona, hijo de doña Francisca Ciares y nieto del reconocido escritor don Domingo Zerpa. Nos quedamos charlando un rato con él, que es dueño de un Clío 1.2 con el cual recorre los caminos de Cochinoca. Nos contó que antiguamente en esa zona hacían el engorde las llamas para luego reunirlas al estilo de un «rodeo«, con el fin de venderlas. También nos confirmó que la campana grande de la iglesia había sido soldada y que ahora suena diferente pero que la pequeña suena lindo y que la llave de la iglesia la guardaría doña Timotea, a quien tendríamos que buscar la próxima vez.

Pequeños oasis en Santuario (veromendo, 2021)

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Biodiversidad, siempre biodiversidad…

La Puna, aun con los fuertes vientos que la caracterizan y el frío por la altitud, es un reservóreo de biodiversidad a cada paso, contrariamente a lo que un citadino puede imaginarse. Los antiguos edificios se derruyen, pero mientras haya agua la flora se adapta y fructifica y los animales se reproducen. Este delicado equilibrio tambalea de la mano del cambio climático y de las actividades extractivistas del humano, con períodos cada vez más largos de sequía en la región .

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Conocer estos lugares nos permitirá amarlos y defenderlos. Conocer sus historias, que son parte de nuestras historias, nos posibilitará honrarlas y difundirlas.

© veromendo

Folleto de la Fiesta Patronal de la Virgen de Copacabana de Santuario gentilmente acercado por don Zoilo Gaspar (2022)

Agradecimientos

Con Rosaura Liquín en Santuario (veromendo, 2021)
  • A la profe Faltracco, siempre abierta a conocer nuevos caminos de la Puna.
  • A la lic. Santander, sin su libro no habría podido completar la historia de mi padre.
  • A don Zoilo Gaspar y doña Rosaura Liquín, por su afecto, su amistad y por compartir conmigo sus historias.

Referencias

De Coraya a Casa Grande, biodiversidad y paisajes en Humahuaca (2020).

En la actualidad, el camino a Coraya se encuentra en estado de abandono. Una pena. Se recomienda consultar cuál es el estado del mismo antes de emprender su recorrida y circular con precaución. Por otra parte, la mina «El Aguilar», responsable del mantenimiento de los otros caminos de la zona, fue cerrada y desmantelada en 2021. Por ello, no puede garantizarse que el estado de los mismos sea transitable.

Actualización 2022.

Coraya es una pequeña población que se encuentra aproximadamente 15 km hacia el noroeste de la ciudad de Humahuaca a la que se llega por la RP Nº 14, que nace a la altura de Humahuaca (ver mapa al final). Si se continúa por el mismo camino, luego de recorrer otros 25 km es posible llegar a la localidad de Casa Grande. Los subyugantes paisajes que el trayecto depara, hacen que valga la pena realizarlo.

Además, la riqueza vegetal desplegada en el mes de enero en la zona también resulta sumamente atractiva. De manera tal que a cada paso, se torna casi obligatorio detenerse para fotografiar algunas de las innumerables especies vegetales o animales presentes. Resulta interesante asociar cómo la vegetación se ha adaptado a diferentes altitudes u orientaciones en las laderas, creciendo en agrupaciones.

Sin embargo, al partir desde Humahuaca lo que primero llama la atención durante dos o tres kilómetros son las banquinas de la RP Nº 14 llenas de desperdicios de todo tipo, por encontrarse en las cercanías del gran basural a cielo abierto ubicado al oeste de la ciudad. Además, todas las tardes se realiza la quema de basura generando humos acres que se pueden ver y oler desde los alrededores. Resulta deprimente tanto descuido e inacción por parte de las autoridades locales, a metros de la ruta nacional Nº 9, en la mismísima Quebrada de Humahuaca, Patrimonio de la Humanidad.

Pasando la zona del basural, ya el panorama se torna limpio y el paisaje vuelve a ser el centro de atención. La ruta empieza a transitar por un lateral de la Quebrada La Soledad, que a esta altura del año está totalmente reverdecida.

Vista hacia el N desde RP 14. A lo lejos se divisa la curva que realiza el Río Grande a la altura de Rodero (veromendo 2020)

Allí, churquis (Prosopis ferox), airampos (Opuntia sulphurea) y cardones (Trichocereus atacamensis) coexisten profusamente pues por tratarse de una quebrada transversal a la de Humahuaca, gozan de cierta protección. Si bien la época de floración de los churquis está llegando a su fin, aparecen salpicados del amarillo de sus flores junto a las de la sumalagua (Senna crassiramea o rígida), presente en menor proporción.

Como en toda la Quebrada de Humahuaca, la presencia de Tillandsia clavel del aire, en cardones, churquis y otras especies es un indicador del crecimiento lento o nulo, es decir, pone en evidencia la poca renovación que los tejidos vegetales tienen en las especies infestadas, lo que posiblemente está asociado a transformaciones producidas por el cambio climático.

Dejando atrás la Quebrada La Soledad, el camino sigue ascendiendo suavemente, proporcionando bellas panorámicas hacia Ovara y Rodero.

Mirando hacia el este, el río Grande corta la panorámica en la cual los techos de las viviendas de los barrios de Humahuaca brillan en sus márgenes y, más allá, se observa la RP Nº 73 como un sinuoso caminito que trepa hacia Pucara y Hornocal. Las Peñas Blancas y la Serranía de Hornocal, que se destacan en horas de la tarde, no llegan a distinguirse por el contraluz del sol de la mañana. En la última curva del camino, justo antes de adentrarse en la Quebrada de Coraya, un imponente Trichocereus atacamensis o cardón, nos regala una de sus últimas flores.

La Quebrada de Coraya es sinuosa y bella. En las laderas de su tramo inferior hay profusión de cardones y churquis que, lentamente, con la altura, van siendo reemplazados por pastizales andinos y otras especies arbustivas y herbáceas. Algunas de ellas muestran preferencias por laderas más reparadas y otras, simplemente, se han adaptado a vivir al ras del suelo pedregoso y calcáreo. Finalmente, tras recorrer 14 km se arriba a la entrada de Coraya, una encantadora localidad con un emplazamiento único.

Dejando atrás Coraya, el camino empieza a ascender sinuosamente. A sus costados los churquis van despareciendo y se empiezan apreciar otras especies como el palán-palán (Nicotiana glauca), llamado localmente «cacala«. Por su parte, los Trichocereus atacamensis dan lugar a Trichocereus tarijensis con deslumbrantes flores púrpura de mediados del verano. Registramos T. tarijensis entre los 3500 y 3850 m.s.n.m., cuando los pastizales de altura también empiezan a cobrar relevancia.

Un poco más arriba, alrededor de los 3750-3800 m.s.n.m., floridas matas de Adesmia y tolas en flor (posible Baccharis) sorprenden junto al camino. También se pueden observar Agalinis sp. de llamativas flores color fucsia.

En la misma zona, aparecen arbustos sin espinas, con delicadas flores blancas tipo verbenaceas, posible Junellia sp. o Mulguraea asparagoides.

Mientras queda atrás el último T. tarijensis, el camino sube y sube hacia el abra.

Resulta increíble la resiliencia mostrada por algunas especies de flor diminuta, que surgen en la mismísima huella de ripio, a 3850 m.s.n.m.

Entre los pastos de las laderas pronunciadas, a la misma altitud, aparecen otras cactáceas, Agalinis sp. y la llamada localmente «garbancillo» de bella flor azul pero que es tóxica para el ganado (Lupinus intortus).

Adesmia y angosto camino hacia una explotación de lajas (veromendo, 2020)

El camino, que inicialmente había mantenido rumbo hacia el oeste, empieza a dar un giro en su traza orientándose hacia el sur. En este momento, se abandona la quebrada que se venía flanqueando para internarse entre cordones montañosos hacia el abra, que dará paso a un entorno de magníficas vistas prepuneñas.

El abra en la RP 14, hacia Casa Grande a 3957 m.s.n.m. (veromendo, 2020)

Traspasando el abra, se continúa circulando en altura para luego, empezar un suave descenso hacia Casa Grande que se encuentra a 3450 m.s.n.m.. Luego de una curva, el paisaje comienza a abrirse permitiendo observar, en la lejanía, un huancar en la cabecera de la Quebrada de Yacoraite.

Pasando el abra a 3900 m.s.n.m. (veromendo, 2020)

De aquí en adelante, se atraviesan zonas donde tanto las laderas como el camino adoptan colores de increíble intensidad, que van desde el púpura al casi negro, viran al naranja y pasan al blanco tiza. Aquí, la diversidad mineral, vegetal y animal se sinergizan.

Vestigios arqueológicos, paisaje y minería en la casi Puna de Jujuy (3875 m.s.n.m., veromendo, 2020)

Luego de otra curva, se avisora en la lejanía al campamento de la Mina «El Aguilar» y más cerca, custodiando las espaldas del caserío que todavía permanece fuera de la vista, una colorida formación que recuerda al famoso «espinazo del diablo» de Tres Cruces. Además, se pueden apreciar vestigios arqueológicos de los habitantes originales del lugar en las laderas de un cerro «mirador«, desde donde se domina la visual de todo el lugar.

Nuevas curvas y contracurvas deparan más sorpresas vegetales, como la presencia abundante de arbustos de una variedad de Boungaivillea (posiblemente Boungaivillea spinosa), con sus característicos sépalos parecidos al papel de arroz, en varias tonalidades. También se puede encontrar «chinchircoma» de flor blanca (Mutisia hamata Reiche) que es muy utilizada localmente como planta medicinal, al igual que su pariente la «chinchircoma» de flor naranja (Mutisia freisiana Cabrera) cuyas infusiones se usan para la tos, para la fiebre y hay quiénes sencillamente la agregan al mate, junto con paico (Dysphania ambrosioides) y menta (Mentha sp.), de manera preventiva.

Mutisia hamata
Luminosa chinchircoma (Mutisia hamata, 3500 m.s.n.m., veromendo, 2020)

Al fin se comienza a divisar Casa Grande, un pequeño oasis entre la vibrante mineralidad, a orillas del río homónimo.

La confluencia de los ríos Casa Grande y Vizcarra es llamada localmente Punta de Agua. Estos dos ríos, junto al San Carlos, al Casa Chica y al Vicuñayoc dan lugar a la formación del río Yacoraite, que escurre sus aguas en su propia quebrada, más al sur. Aunque parece cerca, todavía quedan un par de kilómetros y unas cuantas curvas por transitar antes de arribar a destino.

Casa Grande: todavía quedan curvas y dos ríos que cruzar (veromendo, 2020)

Las playas de los ríos Casa Grande y Vizcarra son amplias y deben atravesarse adivinando un poco por donde va la huella y agradeciendo que, afortunadamente, traen muy poco caudal. Así, se llega a Casa Grande, donde lo primero que llama la atención es la frescura del lugar, ofrecida por la sombra de numerosos árboles ubicados estratégicamente por la mano del hombre. La parada obligada para conversar con algún vecino de la zona es frente a la Escuela local. Allí un cedrón (Aloysia citrodora) de añosos troncos deslumbra con el esplendor de su floración junto al rumor ensordecedor de miles de abejas que se están dando un banquete. Desde allí, se disfruta del mágico paisaje de Casa Grande.

El camino, que sigue por detrás del pueblo y llega hasta la Mina suele estar en buen estado general, salvo algunos pequeños tramos. Para volver a Humahuaca por Tres Cruces, se puede cruzar por la minera pero es necesario presentar documentación del vehículo y DNI de tod@s l@s viajer@s (La mina El Aguilar ha sido desmantelada, por lo cual no puede garantizarse que el estado de los caminos, del cual se encargaba la minera, sea transitable. Actualiz. 2022). Estos datos son clave para para evaluar el camino de retorno. Mientras tanto, se puede retomar por la RP 14 para explorar las formaciones montañosas tipo «espinazo» que se encuentran detrás de Casa Grande. Ciertamente, el camino se presenta bastante deteriorado en su primer tramo pero luego mejora y los paisajes que esperan son fascinantes. Pero este recorrido será parte de una próxima entrada.

(c) veromendo, 2021

Mapa Humahuaca- Coraya- Casa Grande basado en imagen de Google Earth (veromendo, 2021)

Agradecimientos: a la profe Faltracco y a Irma Alejo, compañeras en esta interesante travesía.

Bibliografía consultada

Sitios sugeridos

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